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EL ÁNGULO OSCURO

Academy awards

Es admirable que un septuagenario como Scorsese lleve en las venas tanto brío narrativo, tanta intuición y sabiduría cinematográficas

Juan Manuel de Prada

VISTAS las películas candidatas a los Óscares de este año –con la única excepción de Dallas Buyers Club, todavía no estrenada–, habría que empezar diciendo que no hay ninguna que pueda competir con El lobo de Wall Street. Lleva más cine en las entrañas un ... cuesco de Martin Scorsese que la filmografía entera del pelmazo de Steve McQueen, quien –aparte de tener el mal gusto de usurpar el nombre a un actor mítico– firma en 12 años de esclavitud un bodrio pestífero y telefilmero, pringoso de corrección política y plañidos antiesclavistas y, lo que es peor, rezumante de esa maldad rencorosa y babosilla que se disfraza con la máscara acaramelada del bien (como, en otro sentido, ocurre con la también abominable y telefilmera Philomena), para provocar el llanto de las señoritas de buena familia y de los señoritos que comen nardos, a la vez que los hace sentir culpables por pertenecer a una raza muy maaaaaaala. Pero el bodrio de McQueen es el «gran favorito»; lo que nos confirmaría que las masas alienadas (y los botarates de Hollywood) tienen asumido el complejito de culpabilidad, y que son capaces de premiar cualquier cagarruta pinchada en un palo, con tal de sentirse (¡masoquillas!) fustigados.

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