Zelenski, al Congreso de EE.UU.: «Vuestra ayuda no es caridad, es una inversión»
Un pequeño grupo de legisladores republicanos no aplaudió a su llegada ni se levantó en las muchas ovaciones que trufaron el discurso del presidente Ucraniano
La visita de Zelenski a Estados Unidos, en imágenes

La visita de Volodimir Zelenski a Washington este miércoles tenía un objetivo central: apuntalar el apoyo de EE.UU., su principal aliado, en un momento decisivo para la guerra frente a Rusia y con crecientes dudas en algunos sectores sobre hasta dónde llegar ... en el soporte a la causa ucraniana.
Para ello, su discurso en el Capitolio era el plato fuerte: en horario de máxima audiencia en EE.UU. y ante una sesión conjunta del Congreso de EE.UU., el órgano decisivo a la hora de aprobar asistencia militar y financiera para su país.
«Ucrania aguanta y nunca se rendirá», aseguró a los legisladores Zelenski, que el día anterior había visitado Bajmut, una ciudad en el frente del Donbas, que vive peleas encarnizadas contra los rusos desde hace meses. «Cada centímetro de esa tierra está empapado de sangre», dijo el presidente ucraniano, recibido como un héroe por los legisladores, con una ovación de varios minutos.
Un pequeño grupo de legisladores republicanos no aplaudió a su llegada ni se levantó en las muchas ovaciones que trufaron el discurso de Zelenski. Son diputados como Matt Gaetz, Lauren Boebert o Andrew Clyde, muy cercanos al expresidente Donald Trump y a su política de 'América primero'.
Eran la cara más visible de las crecientes dudas entre el partido republicano sobre la factura que tiene la guerra en Ucrania para las arcas estadounidenses. Desde el comienzo de la invasión rusa, el Gobierno de Joe Biden ha entregado a Ucrania casi 20.000 millones de dólares en armamento. El propio presidente de EE.UU. anunció otros 1.850 millones poco antes del discurso de Zelenski, cuando mantuvo una reunión con su homólogo en la Casa Blanca.
La visita del presidente ucraniano se produjo además en un momento decisivo para este capítulo: en medio de la aprobación de una ley de gasto de 1,7 billones de dólares para 2023 que incluye cerca de 45.000 millones en asistencia militar, humanitaria y financiera para Ucrania.
El diputado republicano Warren Davidson dijo que el Congreso no era el lugar para el discurso de un presidente extranjero y que EE.UU. debería gastarse el dinero en seguridad en la frontera con México. Su compañero de bancada Thomas Massie defendió que ese desembolso en Ucrania equivaldría a 200 millones de dólares por distrito electoral. «¿Qué podría conseguir cada diputado para su distrito con 200 millones?», se preguntó en Twitter. «¿Cuánto tardarán los niños de cada distrito en pagar los intereses de esta deuda?».
La visita de Zelenski ocurría también dos semanas antes de que el Congreso se renueve y de que la Cámara de Representantes regrese a manos republicanas, tras las elecciones del pasado noviembre.
El que será su presidente, el republicano Kevin McCarthy, insistió tras el discurso del líder ucraniano en algo que ha dicho en las últimas semanas: «Yo apoyo a Ucrania, pero nunca he apoyado un cheque en blanco».
Zelenski es consciente de esos movimientos. También del desgaste entre la opinión pública estadounidense del apoyo a Ucrania, que sigue siendo mayoritario, pero inferior al de hace unos meses y con el potencial de deteriorase si el conflicto, como es probable, se alarga.
«Vuestro dinero no es caridad», dijo a los legisladores y a los telespectadores. «Es una inversión en la seguridad y la democracia globales que utilizaremos de la manera más responsable».
La visión que ofreció Zelenski es que de la lucha contra la «tiranía» de Vladimir Putin depende el futuro de las democracias de todo el mundo. «Esta batalla no puede ser ignorada», dijo el presidente ucraniano, que aseguró la guerra entrará el año que entra en un «punto de inflexión» en el que «el coraje ucraniano y la determinación estadounidense deben garantizar el futuro de nuestra libertad común».
Frente a las crecientes presiones a Zelenski para negociar un acuerdo de paz con Putin, el presidente ucraniano defendió que «sería ingenuo esperar a que Rusia dé pasos hacia la paz».
Zelenski fue claro en lo que necesita su país: más armas para derrotar a Rusia. Tiró de su pasado de actor para arrancar carcajadas de los legisladores. «Tenemos artillería. Sí, muchas gracias», dijo en referencia a las armas que ha recibido de EE.UU. «¿Es suficiente? Pues no, la verdad».
Pero lo que más tuvo su discurso, como es habitual en él, fue emoción. Con su voz rugosa, defendió que Ucrania está «viva y coleando», que sus compatriotas no pararán hasta la victoria «absoluta» y que muchos celebrarán esta Navidad en refugios y sin electricidad, pero unidos.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sentada detrás de Zelenski había comparado la visita del presidente ucraniano con la de Winston Churchill en 1941, en medio de la Segunda Guerra Mundial, para alentar el apoyo estadounidense frente a Adolf Hitler.
En su primera salida al extranjero desde el comienzo de la guerra, Zelenski se acordó de otros episodios históricos. De la batalla del Bulge, en el final de aquella guerra mundial, en la que los soldados estadounidenses derramaron su sangre en plena Navidad, como ahora hacen los ucranianos en Bajmut. O de la de Saratoga, a la que se considera el punto de inflexión en la Guerra de Independencia del joven EE.UU. frente a la metrópoli británica.
«Nosotros los ucranianos también avanzaremos en nuestra guerra por la independencia y por la libertad, con dignidad y éxito», proclamó.
Zelenski repitió en varias ocasiones los agradecimientos a todos los apoyos que han llegado desde EE.UU. A Biden, a los legisladores y a la ciudadanía: «Quiero dar las gracias a cada familia estadounidense que aprecia el calor de su hogar y que quiere ese mismo calor para otro pueblo».
El momento de mayor simbolismo llegó al final del discurso. Zelenski presentó una bandera firmada por soldados ucranianos con los que había estado en la víspera en el frente de Bajmut. Se la entregó a Pelosi y a la vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, que la ondearon delante de los legisladores.
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