Al Zawahiri, el erudito cirujano que gobernó la decadencia de Al Qaida tras la muerte de Bin Laden
El egipcio, cofundador de la organización, era una figura más intelectual y estratega que un auténtico líder transformador para sus seguidores
EE.UU. mata al líder de Al Qaida, Ayman al Zawahiri, que planificó el 11-S
Madrid
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Iniciar sesiónSucedió a Osama bin Laden al frente de Al Qaida pero nunca consiguió llenar el hueco que dejó el carismático fundador de la primera yihad global. El egipcio Ayman al Zawahiri (1951-2022), también conocido como 'el doctor' por su profesión como cirujano ... y cofundador del grupo terrorista, era una figura más intelectual y estratega dentro de un movimiento yihadista muy fragmentado que un auténtico líder transformador para sus seguidores.
De hecho, Al Qaida (traducido como 'La base' en castellano) ha visto como se desmembraban sus satélites, incluso la más poderosa de sus ramas, Al Qaida en Irak -liderado en los años 2000 por el sádico Al Zarqawi hasta que murió en un bombardeo estadounidense en 2006- fue el germen del posterior Estado Islámico que enfrentado a Al Qaida -que nunca tuvo una base territorial semejante- consiguió imponer en sus zonas controladas de Irak y Siria su autodenominado califato.
«Doctor al Zawahiri», el heredero de Bin Laden
Mikel AyestaránAyman al Zawahiri era considerado responsable de la masacre del 11-S y una figura que «no tenía piedad en la guerra santa»
Desde la muerte de Bin Laden en 2011, EE.UU. fue desmembrando poco a poco con su campaña de ataques dron al entorno de Zawahiri, debilitando la capacidad del veterano yihadista egipcio para coordinarse a nivel mundial. Además 'el doctor' vio cómo Al Qaida quedaba efectivamente en un segundo plano en las revueltas árabes de 2011, iniciadas principalmente por activistas e intelectuales de clase media que se oponían a décadas de autocracia.
«Tenía un perfil más erudito que Bin Laden, no como pensador original sino porque era ideológicamente coherente. Obtuvo una experiencia crucial a una edad temprana, incluido el encarcelamiento y la tortura», ha valorado en Twitter el reputado arabista Yassin Musharbash. Sin embargo, carecía de las habilidades de su predecesor para la oratoria. Para el catedrático de la universidad Pablo Olavide de Sevilla Manuel R. Torres, el principal objetivo de Al Zawahiri fue mantener vivo un grupo asediado por EE.UU y la emergencia de su competidor Estado Islámico.
Así y todo, continúa Musharbash, «lo importante que era internamente quedó claro en Siria. La vieja generación de yihadistas lo tuvo como brújula, mientras que muchos/la mayoría de los más jóvenes han preferido seguir la doctrina del ISIS».
A diferencia del autodenominado Estado Islámico y su antiguo «califa» Abu Bakr al Bagdadi (muerto en 2019 en una operación de EE.UU.), Bin Laden y Al Zawahiri buscaron el apoyo popular de los musulmanes; el califato era un sueño lejano.
Después
Antes
De otro teórico, Mohamed Surur, tanto Bin Laden como Al Zawahiri, como su número dos, comprendieron que debían rechazar la supremacía del mandatario musulmán, si es corrupto, combatirlo como una obligación religiosa, y reislamizar las «sociedades de la ignorancia». Para ello, atacar al enemigo lejano encarnado por Estados Unidos, maniatado por Israel, serviría para -según su retórica— aunar al mundo musulmán maltratado por sus «corruptos gobernantes». La influencia del salafismo en el islam político y viceversa engendró una potentísima maquinaria para enviar voluntarios -Osama bin Laden, entre ellos- por y para la yihad en Afganistán.
Evolución: de Egipto a la yihad global
Para el reputado islamólogo francés Gilles Kepel, la primera yihad estaba estructurada para combatir los régimen «apóstatas» del mundo musulmán, como Afganistán, Argelia o Egipto. Fracasó. La segunda generación fue liderada por Bin Laden y Zawahiri, tiempo en el que el principal objetivo de los ataques era Estados Unidos. Zawahiri era acusado por EE.UU. de estar detrás no solo del gran éxito de Al Qaida, el atentado del 11 de Septiembre de 2001 (en el que murieron más de 3.000 personas), sino también de los de las embajadas de los Estados Unidos en Dar es Salaam (Tanzania) y Nairobi (Kenia), a finales de los 90. También fracasó. Según Kepel en 2005 comenzó la tercera fase en la que la yihad tuvo en su diana a Europa por su cercanía a Oriente Medio y también porque hay millones de jóvenes musulmanes que cuentan con la nacionalidad europea.
La primera vez que el mundo supo de él fue cuando estuvo entre rejas en un tribunal tras el asesinato del presidente egipcio Anwar al Sadat en 1981. «Nos hemos sacrificado y todavía estamos listos para más sacrificios hasta la victoria del Islam», gritó Zawahiri, vestido con una túnica blanca, mientras otros acusados, enfurecidos por el tratado de paz de Sadat con Israel, coreaban consignas.
Un posible sucesor: Saif al Adel
Tras su liberación, el cirujano Zawahiri fue a Pakistán donde trabajó con la Media Luna Roja tratando a los guerrilleros muyahidines islamistas heridos en Afganistán luchando contra las fuerzas soviéticas. Durante ese período, conoció a Bin Laden, un rico saudí que se había unido a la resistencia afgana.
Durante años se creyó que Zawahiri se escondía a lo largo de la inabarcable frontera entre Pakistán y Afganistán. Este año, oficiales estadounidenses identificaron que la familia de Zawahiri -su esposa, su hija y sus hijos- se había mudado a una casa segura en Kabul y posteriormente identificaron a Zawahiri en el mismo lugar, según Reuters.
EE.UU. ha conseguido la cabeza del último gran cerebro del 11-S que quedaba vivo y a falta de 15 días del primer aniversario de la toma de Kabul por los talibanes. Aunque todavía Al Qaida no ha reconocido la muerte de su líder, desde que Washington también acabara en 2019 con la vida del hijo de Bin Laden, Hamza, potencial sucesor de la organización, los más reputados académicos (sobre terrorismo yihadista como Ali Soufan) han ido apuntando a un nombre para asumir el liderazgo una vez que Zawahiri ya había pasado de los 70: Saif al Adel.
Después del 11 de septiembre, Saif pasó a la clandestinidad en Irán y, a pesar de su captura y largas temporadas en la cárcel, ha podido seguir desempeñando un papel destacado en Al Qaida en la actualidad. Superviviente (de alto rango) de la generación de árabes y afganos que crearon la organización, Soufan define a Al Adel como el último de la «raza original: eficiente, despiadado y pragmático».
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