Transnistria, el siguiente objetivo de Putin
Occidente teme un nuevo foco de tensión en esta región de Moldavia después de que sus líderes separatistas prorrusos hayan pedido «protección» a Moscú
Transnistria, la polémica región separatista de Moldavia que Putin intenta arrastrar a la guerra
La guerra de Ucrania: todas las noticias
El personal militar de la región separatista de Transnistria en Moldavia registra la presencia de los medios de comunicación en el punto de cruce de Varnita con Moldavia
En octubre, el primer ministro de Moldavia visitó Berlín y advirtió de que su país estaba siendo sometido a intensas campañas de desinformación por parte de agentes rusos. Dorin Recean alertó de una guerra híbrida centrada en la identidad y en la ... energía, en la que leía entre líneas la estrategia previa a una invasión. Apuntaba a Transnistria, la región moldava del este y fronteriza con Ucrania, como el siguiente objetivo de Putin. Por eso, pedía ayuda para acelerar una asociación con la UE como única vía disuasoria ante las ambiciones rusas.
No es que sus miedos no fuesen escuchados en Berlín, sino que la rapidez con la que se están precipitando los acontecimientos en la región ha tomado por sorpresa a Centroeuropa. Esta semana, los líderes prorrusos separatistas de Transnistria han hecho un llamamiento a Moscú pidiendo «protección» y aprobado una resolución en un congreso extraordinario celebrado en Tiráspol, en la que se declaran víctimas de una «guerra económica» contra la región. Por menos de eso, Putin invadió Crimea y Ucrania. El Ministerio de Exteriores ruso respondió que la protección de los ciudadanos de Transnistria es una «prioridad» para el Kremlin y los gobiernos occidentales se lanzan ahora a toda prisa a apoyar públicamente a Moldavia, con la esperanza de que Putin se lo piense dos veces antes de abrir un nuevo frente.
En la región de Transnistria vive medio millón de habitantes, la mayoría de los cuales tiene doble o triple nacionalidad. Tras el colapso de la Unión Soviética, estalló una guerra civil en la que Transnitria declaró unilateralmente su independencia de Moldavia, que a fecha de hoy no reconoce ningún miembro de la ONU. Con el objetivo de «mantener la paz», 1.500 soldados rusos permanecen desde entonces en la región. Un viaje a su capital, Tiráspol, es casi un viaje en el tiempo: sigue plagada de grandes estatuas de Lenin y Stalin, en sus edificios públicos ondean banderas rusas junto a las locales y sus tiendas venden los viejos productos rusos. La mayoría de sus habitantes se ha ido a buscar trabajo fuera, dado que su economía también ha languidecido como en su día lo hizo la soviética: los salarios son allí mucho más bajos que en el resto de Moldavia y ha perdido aproximadamente una tercera parte de su población.
Su autoproclamado presidente, Vadim Kranoselski, lleva semanas elevando visiblemente el tono de enfrentamiento con el gobierno de Moldavia. En enero dijo a la agencia oficial rusa TASS que «cuando nuestro vecino, con quien tenemos un conflicto no resuelto desde hace más de treinta años y que en el pasado ha atacado a traición nuestras pacíficas ciudades, de repente comienza a armarse, naturalmente es una amenaza». Ahora, al pedir »protección« a Rusia, ha desencadenado una ola occidental de apoyo a Moldavia, que se prepara para la llegada de las tropas de Putin.
Estados Unidos ya ha avisado de que está vigilando de cerca las actividades de Rusia en Transnistria. «Dado el papel cada vez más agresivo y desestabilizador de Rusia en Europa, estamos observando muy de cerca las acciones de Rusia en Transnistria y en una zona más amplia«, ha reconocido el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, quien ha recordado que Washington «apoya la soberanía e integridad territorial de Moldavia basada en las fronteras internacionalmente reconocidas».
La ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, ha advertido de que los últimos acontecimientos en Transnistria muestran similitud con lo ocurrido en Ucrania durante los primeros compases del conflicto. «Los referéndum ilegales y los procedimientos electorales falsos para desestabilizar otro país son una violación del Derecho Internacional», ha denunciado Baerbock apuntando directamente al Kremlin. Además, ha asegurado que la diplomacia alemana es consciente desde hace años de la desestabilización en Moldavia por parte de terceros.
Apoyo occidental a Moldavia ante Rusia
La Comisión Europea, por su parte, ha mostrado su «plena confianza» en el Gobierno de Moldavia y en su capacidad para afrontar la situación en Transnistria. «Tenemos plena confianza de que serán capaces de abordar este asunto y hacer todo lo posible para hacer frente a esta situación», ha dicho el portavoz de Exteriores del Ejecutivo comunitario, Peter Stano, quien apoya una solución pacífica integral al conflicto de Transnistria y pide respeto a la integridad territorial de Moldavia. «La estabilidad en esta región va en el interés de la población de los dos lados del río Dniester»«, ha explicado refiriéndose a la frontera fluvial que divide ambos territorios. «Esto es un guion malo del Kremlin», ha juzgado el ministro de Exteriores de Austria, Alexander Schallenberg, quien recomienda al gobierno de Moldavia «mantener la cabeza fría» y ha prometido que «apoyaremos a Moldavia en este camino», alertando también de que «Rusia está jugando un juego con fuego muy peligroso».
El gobierno de Moldavia, país candidato a la adhesión a la UE, está convencido de que el país es el siguiente objetivo de Putin, que desde el principio planeó tomar el sur de Ucrania. Su campaña incluía la ciudad portuaria de Odessa para, desde allí, crear un puente terrestre hacia la República de Moldavia. La inesperada resistencia ucraniana ha retrasado esos planes, pero el Ministerio de Exteriores moldavo cree que siguen sobre la mesa. Moldavia, que ha apoyado desde un principio a Ucrania en la guerra con Rusia, desea acelerar su entrada en la UE y exige la retirada de las tropas rusas de su territorio, así como del arsenal soviético estimado en su momento en unas 40.000 toneladas de armas y municiones.