Los saudíes hicieron creer a Biden que tenían un pacto para bajar el precio del petróleo
Al final, Mohamed bin Salman decidió apoyar a Rusia y bajar la producción para mantener alto el precio del crudo en el mercado mundial
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Iniciar sesiónEl 'New York Times' ha revelado que los asesores del presidente Biden estaban convencidos de que tenían un pacto secreto con el 'hombre fuerte' saudí, el Príncipe heredero Bin Salman, para bajar el precio del petróleo, hasta que a principios de este mes los ... hechos demostraron lo contrario. En la última reunión de la OPEP -el principal cartel del crudo que lidera Riad- las principales potencias petroleras anunciaron en Viena una reducción de la producción para mantener altos los precios del barril en el mercado mundial. Consecuencias de esa decisión: más recursos para Putin y su guerra en Ucrania, otro topetazo para la economía de los norteamericanos golpeados por la inflación -que pasará factura a los demócratas en las inminentes elecciones de 'medio mandato'- y un nuevo varapalo a la imagen de Biden, que alcanza hoy sus mínimos en las encuestas de popularidad.
El preámbulo de la morisqueta se sitúa en la pasada primavera, cuando varios asesores del presidente de EE.UU., entre ellos Brett McGurk, responsable de Oriente Próximo en la Casa Blanca, se reunieron en Riad con Bin Salman y sus ayudantes. Las fuentes del 'Times' afirman que en mayo se concluyó en la capital saudí un 'acuerdo secreto' que tenía dos partes. En la primera, se establecía un incremento de la producción de crudo de 400.000 barriles diarios; estaba planificada para septiembre, pero se adelantaría a julio. Después, Riad se comprometía a que la OPEP aumentase otros 200.000 barriles diarios más antes de diciembre.
En junio, la OPEP anunció que se adelantaba dos meses el incremento de la producción de crudo fijada para septiembre. La Casa Blanca vio en ello una señal de que el 'pacto secreto' se cumplía y fijó para julio el viaje de Biden a Riad, el primero que realizaba en su mandato a Arabia Saudí, a la que había señalado como 'Estado paria' durante su campaña electoral.
Los privilegios desorbitantes de los 7.000 príncipes saudíes
Francisco de AndrésEl régimen de Riad quiere humillar a Occidente con su acercamiento a Rusia e Irán, pero sobre todo pretende preservar los réditos del petróleo para la casta monárquica de los Saud
Incomprensión
Ajenos a los cabildeos en Riad, muchos líderes demócratas pusieron el grito en el cielo al conocer el viaje del presidente, pero la Casa Blanca se reunió con algunos y les dio a entender que la gira tenía premio. Y no solo por el papel clave de Arabia Saudí en los contenciosos con Yemen e Irán, o el acercamiento a Israel. Valía la pena, dijeron, correr un tupido velo sobre las invectivas de Biden contra Bin Salman por el asesinato del disidente Kashogghi. La CIA había concluido que la orden partió del mismísimo líder saudí, y fue Biden el que había exigido a la agencia que lo diera a conocer. Pero en la visita del presidente al palacio real de Riad en julio todo fueron sonrisas y golpes de puños, y no hubo mención a los derechos humanos.
El 24 de septiembre, varios asesores de Biden volvieron a reunirse en la capital saudí con Bin Salman y su hermano, el Príncipe Abdulaziz, ministro de Energía, y se repitieron las garantías de que no habría recortes en la producción de petróleo. Pero solo cuatro días más tarde, el Gobierno saudí notificó a las autoridades norteamericanas que sí los habría, porque esa era la conclusión a la que habían llegado las principales potencias petroleras en el seno de la OPEP. La razón: Arabia Saudí no podía permitirse una caída del precio del petróleo por un exceso de producción, porque «de ello dependían los ambiciosos programas sociales» del Príncipe heredero para sus conciudadanos.
Arabia Saudí argumentó que no podía permitirse una caída del precio del petróleo por un exceso de producción, porque «de ello dependían los ambiciosos programas sociales»
La noticia de los recortes de producción de crudo acordados en la reunión de Viena a principios de este mes cayó como una bomba en los mercados, en las cancillerías europeas que respaldan a Ucrania -porque asegura más ingresos por petróleo para Moscú-, y en la Casa Blanca, que había fiado el capital político de Joe Biden a esa arriesgada carta. Ahora, a dos semanas de las elecciones de 'medio mandato' en las que los demócratas pueden perder el control del Congreso, el presidente no sabe qué hacer. Debería aprobar sanciones contra Arabia Saudí -económicas o en materia de seguridad- pero eso sería reconocer que cayó en el engaño y exponerse más al ridículo.
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