Prigozhin: «La marcha ha demostrado los problemas de seguridad en Rusia»

En un audio de 11 minutos, sin indicación del momento y el lugar en el que fue grabado, Prigozhin sostiene que «nuestra intención era encabezar una protesta, no derrocar al Gobierno legalmente elegido». Según sus palabras, «el objetivo de la marcha era evitar la destrucción de Wagner», cuyas unidades, según una orden del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, del pasado 11 de junio, fueron conminadas a desmantelar su estructura de mando e integrarse en las filas de las Fuerzas Armadas rusas antes del 1 de julio, lo que Wagner rechazó. Se trataba también, dijo, de «llevar ante la Justicia a quienes cometieron tantos errores durante la operación militar especial» en Ucrania.

En sus primeros comentarios públicos tras el final del levantamiento, el pasado sábado, repitió que todo comenzó el viernes en Ucrania «cuando fuimos atacados por el Ejército ruso, causando la muerte de 30 de nuestros hombres, y tuvimos que responder». Recordó que lo primero que hicieron fue tomar la ciudad de Rostov del Don «con una de nuestra columnas y sin derramamiento de sangre, además de enviar otra columna que llegó a estar a casi 200 kilómetros de Moscú». «Somos la fuerza de combate más eficaz de Rusia y tal vez incluso del mundo entero», aseguró, señalando sentirse «avergonzado» de las tropas que el Kremlin envió a Ucrania el 24 de febrero de 2022, situación que, según su opinión, no se hubiera dado si hubiesen sido ellos los enviados al frente en los primeros días de la guerra.

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«Hemos dado una clase magistral de cómo hay que luchar», se jactó, y aseguró que, durante la marcha de sus efectivos «pusimos bajo nuestro control y neutralizamos todos los centros militares y aeródromos que vimos a nuestro paso». Lo que, a su juicio, «ha puesto de manifiesto la existencia de graves problemas de seguridad» en Rusia.

El líder de los Wagner, al que se vio por última vez en público el sábado al abandonar Rostov, explicó que sus combatientes «recorrieron en tan sólo 24 horas 780 kilómetros», sufriendo solamente dos bajas. Declaró que por todas partes les recibieron con vítores y banderas rusas y del Grupo Wagner. «Demostramos el alto nivel de organización que debería tener el Ejército ruso» y reiteró que «llegó un momento en que el peligro de derramamiento de sangre rusa se hizo un hecho», razón por la que decidieron dar la vuelta y regresar a sus campamentos.

No obstante, Prigozhin admitió que, si bien a las tropas rusas en tierra sus hombres no les causaron bajas, sí hubo muertes entre los pilotos y la tripulación de los aviones y helicópteros rusos que les atacaron mientras trataban de alcanzar la capital rusa y contra los que abrieron fuego. «Lamentamos haber disparado contra la Fuerza Aérea, pero fue porque nos estaban lanzando bombas», afirmó. Distintas fuentes calculan que murieron entre 15 y 20 militares de la Fuerza Aérea, una de las razones por las que dentro del Ejército hay presiones para que Prigozhin pague por ello, pese a haberse comprometido a indemnizar a las familias afectadas. El exdirigente de Wagner finalizó su alocución acusando de nuevo a las autoridades rusas de «corrupción», «burocratización» y de «mentir constantemente».

El final de la rebelión, a lo que también se refirió Prigozhin, fue fruto de la mediación del presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, aunque los últimos acontecimientos ponen en cuestión lo acordado. Los mercenarios en sus canales de Telegram aseguraron que Lukashenko, que intervenía en representación del presidente ruso, Vladímir Putin, y Prigozhin decidieron que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, cuyo cese era el objetivo declarado de los Wagner, sería efectivamente destituido. Después, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que, según lo convenido, a Prigozhin se le retiraban las acusaciones de «traición» y «sedición», entre otras, y partía hacia Bielorrusia despojado ya del mando sobre sus combatientes, quienes regresaban «a sus campamentos».

Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso difundió ayer un vídeo mostrando a Shoigú en acción, pasando revista a las tropas en el este de Ucrania, en una reunión con el mando militar de la zona y a bordo de un helicóptero o un avión, no se ve con claridad, inspeccionando el área del frente. Paralelamente, el diario ruso Kommersant, la agencia RIA-Nóvosti y otros medios de comunicación rusos sostienen que los cargos contra Prigozhin no han sido retirados. Parece que la llamada «marcha por la justicia» lanzada por los Wagner no ha servido para otra cosa que fracturar todavía más el poder de Putin, hundir a los propios mercenarios y situar a Prigozhin entre la espada y la pared.

En un intento de dar imagen de normalidad, las autoridades de Moscú y su región levantaron ayer el «régimen de operación antiterrorista», decretado ante el peligro de que los Wagner pudiesen llegar a Moscú. Según el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, los Wagner seguirán activos «en la República Centroafricana y Mali».