¿Por qué el Brexit ha impulsado los peores instintos del Reino Unido?
El plan de Ruanda ha costado a los contribuyentes británicos 160 millones de euros sin haber conseguido deportar a un solo inmigrante
Sunak advierte que ninguna corte internacional va a detener los vuelos de inmigrantes deportados a Ruanda
El 'premier' británico Rishi Sunak
Por unanimidad, el Tribunal Supremo del Reino Unido ha declarado ilegal el delirante plan de Boris Johnson para deportar a los solicitantes de asilo ni más ni menos que a Ruanda. No se sabe cuántos gin & tonics inspiraron esta medida supuestamente disuasoria contra ... el flujo de inmigrantes que llegan a bordo de pequeñas embarcaciones hasta las costas británicas. Pero lo cierto es que esta siniestra ocurrencia recordaba demasiado a la fantasía supremacista que los nazis barajaron en los años 40 para deportar a los judíos de Europa hasta la isla africana de Madagascar.
La decisión judicial aumenta todavía más la presión sobre el futuro político del primer ministro Rishi Sunak y sus complicadas perspectivas electorales. Además de multiplicar la fractura y la confrontación en las filas del Partido Conservador, que ha gobernado el Reino Unido durante los últimos trece años haciendo realidad el Brexit y la promesa de «retomar el control» de las fronteras a cualquier precio.
El plan de Ruanda ha costado a los contribuyentes británicos 160 millones de euros sin haber conseguido deportar a un solo inmigrante. Aunque esa cantidad sería el chocolate del loro comparada con la debacle económica asociada con el Brexit. Aunque a estas alturas, es sabido que el nacional-populismo nunca repara en gastos ni atiende a razones.
En cualquier caso, el Supremo del Reino Unido tiene claro que expulsar refugiados con destino a un país africano con un terrible historial en materia de derechos humanos contraviene toda clase de tratados internacionales firmados, e incluso impulsados, por el gobierno de Londres desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos destacan el Convenio Europeo de Derechos Humanos, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados y la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura.
Tal y como anticipó en 1962 el gran historiado inglés Arnold Toynbee, «la conciencia de haber sido héroes una vez puede ser una desventaja tan grande como la conciencia de no haber estado a la altura de las circunstancias».