Orban predice la desaparición de la UE
En un discurso en Transilvania, el primer ministro húngaro ha asegurado que se trata de una comunidad «rica pero débil» de países «dominados por la ansiedad y el miedo de competir con otras potencias mundiales»
El Parlamento húngaro ratifica la entrada de Finlandia en la OTAN

Viktor Orban ha hecho de su supuesta resistencia contra la UE el 'leitmotiv' de su programa político: no son nuevas sus soflamas nacionalistas ni tampoco su empeño por mantener canales abiertos con Vladímir Putin, pero en su tradicional discurso estival en la ciudad balneario de Bad Tuschnad, en Transilvania, el primer ministro húngaro ha elevado un grado más su nivel de enfrentamiento y ha lanzado una retahíla de malos augurios, hasta predecir incluso la caída de Estados Unidos y la desaparición de la Unión Europea, que a su juicio se se ha convertido en una comunidad «rica pero débil» de países «dominados por la ansiedad y el miedo de competir con otras potencias mundiales».
Orban contempla Europa como un «gueto económico, político y cultural», un «campeón de boxeo envejecido que muestra sus cinturones del pasado pero ya no quiere volver al ring». «Ahora mismo no hay paz ni prosperidad en la Unión Europea«, ha dicho, describiendo que cuando mira a los europeos ve »un mundo confuso, lleno de viejos resentimientos, muchas bocas hambrientas que alimentar y, al mismo tiempo, un consumo desorbitado«. Por eso asegura que la UE se enfrentará en breve a grandes dificultades y a un panorama desolador.
Ha citado las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), según las cuales Italia y Francia perderán su lugar en el top 10 de países económicamente desarrollados del mundo antes de 2030, y que Alemania pasará en ese mismo plazo del cuarto al décimo lugar. Se ha burlado de los valores occidentales, que resume en «migración, LGTBI y guerra».
Ha señalado también que Estados Unidos ha perdido su posición de liderazgo en el mundo frente a China, convirtiéndose en un país peligroso que podría hundir al mundo entero en una guerra para defender sus intereses comerciales y ha acusado a la UE de llevar a cabo el proyecto de un «intercambio de población» a base de inmigrantes, con el objetivo de socavar la base cristiana tradicional de Europa a través de la «ideología LGBTQ». «Hace más de 200 años, los líderes políticos e intelectuales liberales e internacionalistas de izquierda pensaron que al rechazar la religión y el cristianismo surgiría una comunidad ilustrada ideal», ha dicho, «pero fue pura ilusión. Al rechazar el cristianismo, lo único que hemos logrado en realidad es convertirnos en unos paganos hedonistas«. Sin embargo, según Orban, Hungría es el único país de Europa que ha sacado las conclusiones correctas.
La prueba de ello, siempre según su discurso, es que la nueva constitución de Hungría se promulgó en la Pascua de 2011, en alusión a la fiesta de la resurrección y la victoria sobre la muerte, y es la única constitución en Europa que no se centra en el «yo» sino en el «nosotros». No se trata de ideas fundamentalmente nuevas en su discurso, que no haya expresado antes más o menos abiertamente, pero destaca esta vez la agresividad y el desprecio con las que las ha lanzado, además de la profundidad de su antiamericanismo, en contraposición a las alabanzas a China y la indulgencia hacia Rusia. «China está frente a nosotros con un atuendo completo de superpotencia. Tiene un credo de civilización, se ve a sí misma con el centro del universo, tiene un plan a largo plazo, así como un programa a medio plazo para restaurar el dominio en Asia, su objetivo ya antes de que Occidente llegase ahí», ha descrito la inminente colisión en la que Europa «desaparecerá».
Relación con Rumanía
También es novedosa su reorientación hacia Rumanía. Orban lleva treinta años acudiendo a esta universidad de verano en el complejo montañoso de Szekler en Bad Tuschnad, organizada por el partido Fidesz y donde se presenta a menudo como el salvador espiritual de Occidente. Para los húngaros, esta idílica región, que parece parada en el tiempo, tiene un significado mítico porque los húngaros de Szekler, unas 600.000 personas, hablan el húngaro antiguo y son considerados personas orgullosas, amantes de la libertad y escrupulosamente fieles a la tradición. Cada verano, Orban suele lanzar mensajes hostiles contra Rumanía, como si Transilvania todavía fuera parte de Hungría.
Este año, sin embargo, Orban ha viajado a Bucarest poco antes de su discurso en Bad Tuschnad para reunirse con el actual primer ministro rumano, Marcel Ciolacu. Su Partido Socialdemócrata (PSD) es ideológicamente muy cercano al nacionalista de derecha Fidesz de Orban. Durante un almuerzo privado, ambos se han ocupado del enorme proyecto de una conexión ferroviaria de alta velocidad entre Budapest y Bucarest y de la inversión rumana en Hungría. Después Orban ha escrito en Facebook: «Este es el comienzo de una hermosa amistad».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete