Mujeres en la mina
Madres, esposas... las mujeres de los 33 mineros atrapados en Chile cuentan los días para abrazar a los suyos
Madres, esposas, amantes… Las mujeres de los 33 mineros atrapados desde el 5 de agosto en la mina San José cuentan los días que faltan para abrazar a los suyos. Algunas los creyeron muertos, otras nunca dudaron que estaban vivos. Ahora hacen planes, pero no ... saben si el hombre que volverá será el mismo que se fue.
Mónica Araya
Esposa de Florencio Ávalos
Mónica recuerda que se enteró del derrumbe, «por la radio. Nadie me avisó. Pensaba que estaba muerto pero quería que me entregaran su cuerpo». Las primeras imágenes suyas la dejaron muy triste, «su carita estaba desfigurada. Me impresioné. Ahora su carita es la que es, la que era antes de esto», asegura. Su marido, de 31 años, es jefe de turno en San José aunque, «ahora anda con una cámara de vídeo filmando todo. No me pide nada ni se queja y yo no quiero preocuparle». Sus hijos, Alex, de 16 años y Byron, de 7, «le echan de menos». Mónica, además, tiene un hermano y un cuñado «abajo».
Angélica Álvarez
Pareja de Edison Peña
«No estoy preparada para el día que salga, pero tengo que hacerlo». Angélica está preocupada por el día después, «nada volverá a ser igual». Edison es de los pocos que ha hecho público su malestar y los roces dentro de la mina. «Está cansado del encierro. No le gusta ser un subordinado y que le estén mandando». En una carta, Edison, de 34 años, reconoce que ella le pone unas gotitas de su perfume y él le declara su amor: «Quiero abrazarte y quedarme así mucho rato y a salvo en ti. Ya voy mi amor. Espérame un poco más... Rico el olor de tus cartas». Trata de consolarla, «hazte a la idea de que estoy de viaje». Angélica trabaja en Movistar, «se han portado muy bien, me han dado licencia con sueldo». «Hoy —comenta afligida— no es un buen día. Edison se enojó mucho conmigo porque le mandé unos calzoncillos sin que los pidiera. Son cosas del encierro».
Angélica Anquilef
Pareja de Osmán Araya
Angélica tiene 21 años, no está casada con Osmán, el guitarrista del grupo, pero viven juntos y le ha dado dos hijos. «Él es pirquinero (contratado). Ahora ve más cerca el día de salida y tiene mejor ánimo, pero al principio estaba muy decaído», comenta. Como otros de los compañeros que siguen atrapados, «él tenía miedo... Llevaba cuatro meses trabajando en la mina y me decía que goteaba». Es su manera de decir que «caían piedras todo el rato». Los dos «tenemos fe y confianza en Dios». Angélica da de mamar al pequeño de sus hijos. El otro duerme. Baja a la mina con ellos porque no tiene quien le ayude.
Alicia Campos
Madre de Daniel Herrera Campos
Doña Alicia, de 58 años, es una de las mujeres con mejor ánimo del campamento. «La risa abunda en la boca de tontos, dice el refrán chileno pero yo soy así», comenta sonriente. «Daniel se mentalizó de que está en un turno largo y ahora está contento porque ve cerca el rescate». Alicia muestra la primera carta de su hijo, de 27 años, después de que una de las perforadoras alcanzará el final del pozo donde se encuentran. «Soy viuda con tres hijos y uno sepultado vivo. No hay solución inmediata para esto. ¿Qué voy a hacer? Fumar un cigarro, limpiar su ropita y hacerlo todo con humor», comenta entre risotadas. «Como mamá sientes el dolor del hijo. Yo lo sentía, pera sabía que estaba vivo. No lo dudé». «Daniel corporalmente puede salir bien, pero de mente…».
Norma Lagues
Madre de Jimmy Sánchez
Jimmy, de 19 años, es el minero más joven y apenas llevaba cuatro meses en san José. «Tiene una nena, Barbarita, de tres meses. No está casado ni vive con su polola (novia). Ella es menor, tiene 17 años y está pensando entregarle a la niña para que la crie Jimmy». Norma, de 40 años, está a punto de soltar una lágrima cuando habla de él. «Se quejaba mucho de las condiciones de la mina. Quería dejarlo en septiembre. Hoy dice que está bien, que tiene fuerza y fe». Con sus compañeros, «hizo vigilia para ver el taladro atravesar la roca y llegar hasta donde están. Bailaron, cantaron, gritaban. Estaban felices».
Elvira Valdivia
Esposa de Mario Sepúlveda
Elvira dice que «la ropa que sube de la mina huele a putrefacto». Ella es contable, prepara un curso de auditorias y se enteró del derrumbe «al día siguiente, gracias a la televisión. Eso, es inhumano», descerraja. «El presidente tiene buena onda», asegura después de haber conversado con él unos minutos el domingo. «Prometió que el día del rescate habrá un pasillo con dos familiares por minero y que él saludará uno por uno a todos». En marcha la cuenta atrás para el rescate, advierte: «Nadie está preparado para esta avalancha de fama y de periodistas. Ni ellos que están abajo, ni nosotros que estamos arriba».
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