La joven polaca que afirmó ser Madeleine McCann, declarada culpable por acosar a los padres

Julia Wandelt mandó numerosos mensajes y realizó diversas llamadas a la familia de la desaparecida asegurando que era ella durante casi tres años

El sospechoso de la desaparición de Madeleine McCann vive en una tienda de campaña porque nadie le alquila un apartamento

Julia Wandelt, la mujer que se hizo pasar por Madeleine McCann. Go fund me

Virginia López

Corresponsal en Lisboa

La justicia británica ha considerado culpable a Julia Wandelt del delito de asedio a los padres de Madeleine McCann. La joven polaca, de 24 años, aseguraba que ella era la niña británica desaparecida en el Algarve en mayo de 2007. Tras un juicio ... de cinco semanas en el Tribunal de Leicester, el juez la ha declarado no culpable del delito de persecución, pero sí de acoso. Aun así, ha sido condenada a seis meses de prisión, que ya ha cumplido, y ahora se enfrenta a una posible deportación del Reino Unido.

Según el tribunal, desde junio de 2022 hasta febrero de este año, Wandelt no dejó de acosar al matrimonio McCann, a quienes intentó convencer de que era su hija, a pesar de que la edad de ambas ni siquiera coincidía: Wandelt nació tres años después de la desaparición de Madeleine. En el juicio también quedó probado que no existe coincidencia de ADN entre la joven y la familia McCann.

Durante el proceso, la defensa sostuvo que Wandelt sufre problemas de salud mental y que había sido víctima de abusos familiares. En sus declaraciones, la joven negó haber buscado fama o beneficio económico y aseguró que nunca quiso causar sufrimiento a la familia. Sin embargo, contaba con un perfil en redes sociales con más de medio millón de seguidores, en el que publicaba fotografías comparando sus rasgos físicos con los de Madeleine McCann, incluida la famosa marca en el iris de la niña británica.

El fiscal sostuvo que Julia Wandelt no tiene ninguna relación familiar con los McCann, a pesar de su insistencia. Cuando le preguntaron si seguía creyendo que era Madeleine, en un primer momento respondió que tenía «un 50 % de convicción». Al día siguiente, afirmó estar segura de su identidad, aunque reconoció sentirse «completamente agotada».

Durante el tiempo en que acosó a los padres de Madeleine, Wandelt llegó a llamar por teléfono más de sesenta veces al día a Kate McCann, la madre de la niña, para decirle que recordaba cuando ella le acariciaba la cabeza antes del secuestro. También aseguró que el padre, Gerry McCann, estaba al tanto de la desaparición y que su esposa lo sabía, aunque «no pudo hacer nada para evitarlo». En las cartas que enviaba a la familia, se dirigía a Kate como «mamá», algo que, según declaró la mujer en el juicio, le resultó profundamente perturbador.

Gerry McCann explicó ante el tribunal que este episodio perjudica la investigación sobre la desaparición de su hija y que sus acciones solo sirven para desviar la atención mediática y judicial. A pesar de todo, el matrimonio mantiene la esperanza de que Maddie siga viva.

Madeleine McCann desapareció del apartamento donde veraneaba con sus padres y hermanos en la localidad portuguesa de Praia da Luz, en el Algarve. Esa noche, sus padres cenaban con un grupo de amigos en un restaurante cercano, mientras los hijos de varios dormían solos en sus apartamentos. Los adultos se turnaban para ir a vigilarlos y, en una de esas idas, descubrieron que Maddie había desaparecido.

A lo largo de los años han surgido numerosas teorías sobre lo ocurrido aquella noche, incluidas las que apuntaban a una posible implicación de los padres en una muerte accidental, algo que ambos siempre han negado. Desde el primer momento, han defendido la teoría del secuestro, sobre la que también se basó la campaña de acoso de Julia Wandelt.

Imágenes con ChatGPT

«Sé que parezco gorda y que no soy bonita, pero sé las cosas que recuerdo», llegó a decir la joven. Según la investigación, Wandelt habría utilizado ChatGPT para crear fotografías falsas que envió a la hermana pequeña de Madeleine, intentando hacerle creer que eran imágenes de ambas cuando eran niñas. También afirmó tener recuerdos de haber estado en la casa de los McCann, en reuniones familiares y en juegos con los hermanos gemelos. El tribunal no creyó su versión, especialmente después de confirmar que la joven ya había fingido ser otras dos niñas desaparecidas: una alemana, ocho años mayor que ella, y una estadounidense cuya abuela fue juzgada por su asesinato.

«No soy mentirosa», se defendió Julia, culpando a la prensa de haberla hecho parecer «loca». Al escuchar el veredicto de culpabilidad, se llevó las manos a la cara. A la espera de que se confirme su deportación, el tribunal le ha impuesto una orden de alejamiento de la familia McCann, al entender que existe «un riesgo considerable de que vuelva a acosarlos en el futuro».

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