MONNET & CO.
Sunak y el poder de la situación
Setenta y ocho diputados conservadores han decidido no aspirar de nuevo al escaño, entre ellos Michael Gove, uno de los principales responsables del Brexit
Mientras Occidente votaba
¿Miedo o nostalgia?
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Iniciar sesiónRishi Sunak no pudo haber elegido peor el modo de anunciar elecciones anticipadas en el Reino Unido. Lo hizo con un discurso al aire libre cuando sabía que iba a llover. Acabó empapado y ridiculizado por los periodistas que cubrían su intervención -'things can ... only get wetter', escribieron. Setenta y ocho diputados conservadores han decidido no aspirar de nuevo al escaño, entre ellos Michael Gove, uno de los principales responsables del Brexit. La ex primera ministra Theresa May se ha convertido en la entrenadora de un equipo perdedor y su grito de guerra se limita a recordar lo duro que fue pasar trece años en la oposición.
Enfrente, los laboristas tampoco las tienen todas consigo. Habían dado vacaciones a sus empleados justo cuando llegó la sorpresa de elecciones el 4 de julio. Sir Keir Starmer controla el partido, una vez purgada el ala izquierda que tanto daño les ha hecho. De hecho, el anterior líder, Jeremy Corbyn, se presenta como independiente y carga a diario contra la moderación de su sucesor. El candidato a primer ministro es un político gris y aburrido, un abogado especialista en la defensa de derechos fundamentales, que heredará unas finanzas públicas exhaustas, un país con más desigualdad y divisiones y una montaña de problemas para los que no tiene soluciones a corto plazo. Podría ser un socialdemócrata alemán, de la escuela de Helmut Schimdt, el cual solía decir: «Si tienes una visión debes ir al oculista».
El primer ministro británico, Rishi Sunak, visita Viena
EFEViena (Austria), 21 may (EFE/EPA).- El primer ministro británico, Rishi Sunak, ha viajado a Viena, d...
Sunak ha elegido minimizar daños al llamar a las urnas antes del verano. Tiene a su favor los datos favorables de la inflación y un ligero crecimiento. Sobre todo, intenta no tener que gestionar la nueva ola de inmigración ilegal que se avecina con el buen tiempo en el canal de la Mancha. Asimismo, prefiere no afrontar las consecuencias de dos grandes escándalos de legislaturas pasadas, el de la sangre infectada en el servicio de salud británico y el de los fallos de seguridad informática en correos.
El todavía primer ministro se ha ganado la fama de ser un gestor competente de la economía y ha sabido defenderse de las críticas a dos de sus decisiones más polémicas. La primera ha sido el acuerdo para la deportación a Ruanda de los recién llegados sin papeles. Esta medida drástica se alinea con la actual línea de quince gobiernos de la Unión Europea, a favor de endurecer el recién aprobado pacto de inmigración y asilo. La segunda decisión controvertida, el nombramiento de su amigo David Cameron al frente de Exteriores, la justifica por la necesidad de encomendar esta cartera a un político con agenda internacional y acceso, lo cual compensaría su responsabilidad en la catástrofe del Brexit y sus actividades reprochables como lobista a favor de intereses chinos. Pero Sunak parece sentenciado, con unas encuestas que dan una clara mayoría a los laboristas.
Sunak ha elegido minimizar daños al llamar a las urnas antes del verano. Tiene a su favor los datos favorables de la inflación y un ligero crecimiento
Su consuelo es que ha hecho todo lo que estaba en su mano para frenar la ola populista del Brexit, aun sabiendo que acabaría arrollándolo. El poder de la situación ha triunfado sobre el liderazgo individual. El partido conservador necesita abrir un debate interno y, ojalá, dejar atrás el radicalismo antieuropeo que tanto daño ha hecho a la que era segunda economía de la UE, antes de autolesionarse con una retirada emocional y opuesta a sus intereses.
Un eventual gobierno de Starmer se acercará paso a paso al bloque comunitario, justo cuando Bruselas gira a la derecha. Quedan muchos flecos del Brexit por negociar y hay muchas áreas donde la cooperación tiene sentido. Si Donald Trump gana en noviembre, la nueva etapa de caos en Washington y aislacionismo de la superpotencia acelerará el acercamiento británico a la Unión Europea. Sus capacidades militares, diplomáticas y en el terreno de la inteligencia deberían ser muy bienvenidas.
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