Sostiene McCarthy

Lo más llamativo de este episodio de la política americana ha sido el proceder del partido republicano y de su líder en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy. El congresista del Valle de San Joaquín en California logró ser elegido presidente de la cámara baja después de aceptar todo tipo de servidumbres futuras exigidas por el grupo más radical de legisladores de su partido. En esta ocasión, se ha emancipado de cualquier tutela y ha negociado directamente con el equipo de la Casa Blanca un pacto fiscal que parecía imposible y ha dejado a los más extremistas del Congreso en minoría. Sin este espíritu pactista, que fortalece a los que se sitúan en el centro, no hay democracia, ha recordado Biden.

Es pronto para saber si McCarthy ha salido de la sombra de los talibanes de su partido, a los que Donald Trump les parece un peligroso moderado. En el comienzo de una nueva era internacional de grandes rivalidades, es imprescindible que la economía norteamericana proyecte fortaleza. Esto solo se consigue con más pactos entre los dos partidos.

La política en Washington lleva demasiados años inundada de principios innegociables. Los consensos son vistos como signos de debilidad. El choque y la afirmación de la ideología prevalecen sobre la búsqueda de terreno común. Biden ha conseguido, no obstante, trabajar con el legislativo mucho más allá de lo esperado, gracias a McCarthy y otros republicanos. Representan el regreso a un conservadurismo clásico, una vuelta que será más o menos efímera en función del resultado de las elecciones presidenciales de 2024.