israel en guerra
Indignación por la ambigüedad de Harvard y otras universidades frente al antisemitismo
La presidenta de la universidad, así como otras dos rectoras, eludió en el Congreso de EE.UU. condenar la llamada al «genocidio de los judíos» en los campus
El antisemitismo creció en EE.UU. dramáticamente antes del ataque
Una ola de antisemitismo sacude los campus de Estados Unidos
Sigue en directo la última hora y las reacciones tras la muerte del Papa Francisco

La pregunta, a las rectoras de tres de las universidades de élite más prestigiosas de Estados Unidos y el mundo, era sencilla: «Pedir el genocidio de los judíos, ¿supone una violación del código de conducta de su universidad?». La respuesta, llena de matices, ha ... provocado una ola de indignación que ha llegado hasta la Casa Blanca.
«Depende del contexto», respondió Claudine Gay, rectora de Harvard. «Si las palabras se convierten en conductas, eso puede ser acoso», expresó Elizabeth Magill, de la Universidad de Pensilvania. «No he oído algo semejante en el campus», dijo Sally Kornbluth, del Massachusetts Institute of Technology.
Las tres rectoras comparecieron en una comisión educativa del Capitolio el martes, citadas por los diputados en la Cámara de Representantes para explicar cómo están enfrentándose al reciente incremento del antisemitismo en sus campus. Las respuestas a las preguntas de los diputados fueron, según la presidenta de la comisión, la republicana Virginia Foxx, «débiles, elusivas, una renuncia a asumir responsabilidad alguna».
Esa crítica no vino, sin embargo, sólo de los republicanos. El portavoz de la Casa Blanca, Andrew Bates, hizo el jueves declaraciones igual de contundentes en relación con los llamamientos al genocidio. Bates expresó: «Es increíble que sea preciso aclararlo: los llamamientos al genocidio son monstruosos y completamente contrarios a todo lo que representamos como país». Además, señaló que «cualquier declaración que abogue por el asesinato sistemático de judíos es peligrosa y repugnante, y todos deberíamos estar firmemente en contra de ellos, del lado de la dignidad humana y los valores más básicos que nos unen como estadounidenses».
El gobernador de Pensilvania, donde está uno de esos tres campus, fue igual de contundente en su condena. Josh Shapiro, demócrata, dijo que la rectora erró al no dejar claro que cualquier forma de genocidio es condenable y debe ser denunciado sin ambigüedades. «Su respuesta debía haber sido monosilábica», dijo Shapiro, quien sugirió a la junta directiva de la universidad que tomé medidas para relevarla.
Inseguridad física
El 73% de los estudiantes judíos en EE.UU. ha experimentado o presenciado antisemitismo desde el inicio del año escolar en curso, un porcentaje que ha aumentado drásticamente después de los ataques de Hamás, según un estudio publicado el mes pasado por el Centro de Investigación del Antisemitismo de la Liga Antidifamación (ADL). En encuestas realizadas en 689 campus, muchos estudiantes judíos dicen sentir una disminución significativa en su seguridad física y emocional en los campus, y en la voluntad de revelar su identidad judía. Un alto porcentaje de estudiantes judíos expresan inseguridad y autocensura al hablar sobre Israel o el antisemitismo, con un aumento notable después del 7 de octubre. La mayoría de los estudiantes, tanto judíos como no judíos, sienten que los rectorados no han hecho lo suficiente para abordar el prejuicio antisemita.
La respuesta de las rectoras de esas tres universidades, de las más reputadas del mundo según las clasificaciones educativas, ha provocado una ola de indignación y críticas. Bill Ackman, un destacado inversor y fundador de Pershing Square Capital Management, licenciado y graduado por Harvard, pidió la dimisión de las tres, «de forma deshonrosa», según dijo en la plataforma X. «Las respuestas de las rectoras reflejan las profundas carencias educativas, morales y éticas que impregnan ciertas de nuestras instituciones educativas de élite, debidas en gran parte a su fallido liderazgo».
Hay una creciente brecha entre empresarios, inversores y políticos que son exalumnos de esas prestigiosas universidades, y quienes hoy las dirigen por la postura de estos últimos ante el conflicto entre Israel y Hamás. Quien preguntó a las rectoras por el genocidio, la diputada Elise Stefanik, de Nueva York, es licenciada por Harvard, y tras obtener estas respuestas, dijo: «Lo que para mí fue probablemente el aspecto más trágico de la vista oral fue que había varios estudiantes judíos de esas universidades entre el público, sentados detrás de ellas, y ver su miedo, mientras escuchaban a las rectoras de sus universidades fallar en la respuesta a una pregunta básica de claridad moral, fue abismal. No merecen la dignidad de renunciar. Necesitan ser despedidas.»
Supervisar la institución
Las tres universidades en cuestión, como muchas otras del llamado Ivy League, un grupo de élite, son privadas. La decisión de despedir a un rector generalmente recae en la junta directiva o el consejo de administración de la universidad. Estas juntas están compuestas por un grupo de expertos que supervisan las operaciones de la institución, incluyendo la gestión del rector.
Estos rectorados, que ya fueron acusados de demoras y tibieza en su condena a los ataques de Hamás el 7 de octubre, trataron de enmendar ese testimonio en el Capitolio entre miércoles y jueves.
Magill, de la Universidad de Pensilvania, publicó un vídeo en el que afirmó: «En ese momento, me centré en nuestras políticas alineadas con la Constitución, que dice claramente que las expresiones de ideas por sí solas no son punibles». Sin embargo, reconoció haber omitido un aspecto crucial: «Debería haberme centrado en el hecho irrefutable de que un llamamiento al genocidio del pueblo judío es un llamado a una de las violencias más terribles que los seres humanos pueden perpetrar. Es malvado, simple y llanamente».
Gay, rectora de Harvard, asumió una defensa similar: «Hay algunos que han confundido el derecho a la libre expresión con la idea de que Harvard tolerará llamamientos a la violencia contra estudiantes judíos. Déjenme que sea clara: incitaciones a la violencia o al genocidio contra la comunidad judía, o cualquier grupo religioso o étnico, son viles, no tienen lugar en Harvard, y aquellos que amenacen a nuestros estudiantes judíos serán responsabilizados».
En semanas recientes han aumentado las protestas en instituciones universitarias de EE.UU. contra la misión bélica de Israel contra Hamás en Gaza, por el alto número de bajas civiles, que superan los 17.000 según cifras del propio grupo que controla la Franja. En el ataque del 7 de octubre, Hamás mató a 1.200 israelíes.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete