Francia despliega 4.000 agentes para controlar la inmigración en varias estaciones: «Los sin papeles no son bienvenidos»

Lo ha anunciado el ministro del Interior en una entrevista en una televisión gala

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El ministro de Interior anunció que este año han sido detenidos al menos 47.000 inmigrantes indocumentados Ignacio Gil

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

«En estas 48 horas, movilizaremos a 4.000 gendarmes, policías, agentes de aduanas y fuerzas centinela para detener a los inmigrantes sin papeles», anunció el ministro de Interior francés, Bruno Retailleau. Se trata de una primera operación nacional de «control intensivo» de ... la inmigración, confirmando una «revisión global» de sus políticas de controles fronterizos y lucha antiterrorista.

El primer «peldaño» de esa escalada comenzó el miércoles y continuará el jueves, con la movilización excepcional de las fuerzas del orden en fronteras, estaciones de autobuses, estaciones de ferrocarril, aeropuertos y toda la red nacional de carreteras y autopistas.

Retailleau, nuevo líder de Los Republicanos (LR, derecha), explica las primeras acciones y el proyecto de este modo: «Desde primeros de año, se ha detenido a unos 47.000 clandestinos, más de 9.000 detenciones por mes. Se trata de un mensaje claro y directo: los clandestinos no son bienvenidos en Francia». La política policial estará acompañada de una política judicial mucho más «severa».

La experiencia de los últimos meses ha dejado al descubierto algunos «fallos» en el funcionamiento de los controles fronterizos menos tradicionales. Organizaciones clandestinas han puesto en marcha operaciones de entrada en Francia por fronteras menos vigiladas. De ahí el proyecto de relanzar sistemáticamente la misma operación excepcional: «movilización masiva» de las fuerzas de seguridad.

Retailleau, aspirante a la candidatura presidencial, representando a la derecha tradicional, considera «eficaz» y «positiva» su política de mano dura. Según las cifras oficiales del ministerio del Interior, Francia realizó durante el último semestre un 24% menos de regularizaciones, un 14% menos de nacionalizaciones, y un 14% más de expulsiones.

Tema sensible para Francia

Se trata de una respuesta global a uno de los problemas más sensibles para la sociedad. Según todos los sondeos e indicadores sociales, la inmigración, legal e ilegal, es percibida con inquietud por una gran mayoría de franceses de la más diversa sensibilidad política.

Las crisis de Oriente Próximo, en Gaza, desde el mes de octubre del 2023, y en Irán, desde hace días, han puesto al rojo todos los indicadores de riesgos potenciales, asociados a la inmigración, directa o indirectamente.

Desde hace meses, los ministerios del Interior y Justicia insisten en el riesgo de amenazas terroristas, nacionales e internacionales. Entre la población musulmana (6/8 millones de ciudadanos, en una Francia de 69 millones de habitantes), la influencia de los Hermanos musulmanes y otras organizaciones extremistas ha crecido de manera significativa.

«Mala adaptación»

En su inmensa mayoría, los musulmanes franceses son nacidos en el territorio nacional, hijos o nietos de inmigrantes. La inmigración «visibles» o «invisible» no siempre tiene un origen musulmán, pero si está asociada a una mala o muy mala «adaptación» a una sociedad francesa muy «quebradiza» y víctima de tensiones profundas.

Desde hace varios años, el éxodo de las poblaciones de Oriente Próximo, como consecuencia de las crisis regionales, multiplica los riesgos potenciales. En los barrios judíos de París y varias ciudades de provincias patrullan día y noche unidades militares armadas.

En Francia funcionan unas 2.600 mezquitas y lugares de culto musulmán. Los imanes que predican son mayoritariamente pacíficos. Pero no es fácil controlar esos lugares de culto.

El año pasado se realizaron una docena de expulsiones de imanes de origen magrebí. El gobierno francés teme que las tensiones en Oriente Próximo agraven los problemas de fondo. Los imanes musulmanes «van por libre», todos. No siguen una «norma» ni «doctrina» única: se expresan «libremente», «a su aire». Sin pertenecer, siempre, a organizaciones islámicas particulares, los imanes son una fuente de tensión e incertidumbre permanente. Muchos de ellos se «comunican» y difunden sus ideas, entre lo «peregrino» y lo radical, a través de las redes sociales.

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