La controvertida lista de la compra de Ucrania a sus aliados: desde municiones de racimo hasta armas de fósforo

Si durante los primeros meses de guerra los aliados occidentales proporcionaban a Kiev apenas armas ligeras antitanque y cascos, pronto se sumó la artillería y, a medida que crecían los ataques rusos con drones y misiles contra objetivos civiles, comenzó a llegar defensa antiaérea, que incluye ya los avanzados sistemas de misiles SAMP-T y Ptriot.

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Rosalía Sánchez

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La decisión de entregar tanques modernos como los Leopard 2 alemanes, ya decidida y que en Múnich está siendo objeto de «conversaciones de organización y coordinación para el transporte», según Stoltenberg, ha cruzado lo que en varios países europeos se consideraba una «línea roja». Y en los pasillos del Bayerischer Hof resulta evidente que no será la última que se cruce.

El presidente Zelenski ya mencionó ayer, en su discurso inaugural, la petición de aviones de combate. Y el viceprimer ministro ucraniano Olexander Kubrakow ha formulado esta mañana peticiones de armamento bastante controverdido, como municiones en racimo y armas de fuego de fósforo. Argumenta que, «al igual que Rusia, ucrania también debe utilizar este tipo de armamento». Entiende las «dificultades» debidas a «las convenciones», pero insiste en que este tipo de munición puede ayudar a resistir a los atacantes.

Las municiones en racimo son cohetes y bombas que estallan en el aire sobre el objetivo, liberando muchos artefactos explosivos pequeños. Las municiones de fósforo pueden causar quemaduras graves y envenenamiento en humanos.

Su utilización está prohibida por varias leyes internacionales y el hecho de que Ucrania sencillamente las mencione incomoda enormemente a buena parte de los asistentes a la Conferencia de Seguridad de Múnich. Un viejo zorro de la diplomacia alemana apunta que Ucrania pide por encima de sus verdaderas expectativas con la esperanza de obtener como consolación lo que verdaderamente requiere: aviones de combate.

El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, ha dejado claro que su país estaría listo para unirse a otros en el suministro de aviones de combate a Ucrania. Sin embargo, menciona una «decisión de la OTAN» como requisito previo para tal paso. Es poco probable que la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris o el primer ministro británico Rishi Sunak respondan esta tarde a estas drásticas demandas, en sus esperados discursos.

«Zelenski sugirió ayer que, si hacemos todo lo posible para contrarrestar la agresión rusa, podría lograrse el final de la guerra este año», analiza la misma fuente diplomática, «y naturalmente eso sería un sueño para los gobiernos occidentales, sobre todo los europeos, pero añadió que solamente si Ucrani recibe las armas que necesita, en referencia a los avione2, ese es su argumento».

Al igual que se está formando ya una coalición para el suministro de tanques de combate y se ha levantado el tabú sobre los proyectiles de artillería de largo alcance, en Múnich comienzan a ablandarse las opiniones acerca de los caza-bombarderos, aunque nadie considera posible abordar esas entregas formalmente hasta la primavera.

«El mundo ya ha escuchado la necesidad de seguridad global y de crear una coalición de aviones para Ucrania y podemos confiar en que el problema de los aviones se resolverá», ha dicho el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, según los medios ucranianos en Munich, «tomará un poco más de tiempo, pero se resolverá».

Circula sin embargo la versión de que no se repetirá la coalición formada para la entrega de los Leopard porque está demostrando ser poco operativa. «La discusión sobre los aviones se estructurará de manera diferente que con los tanques, pero ese trabajo ya ha comenzado», ha asegurado Kuleba. Y los argumentos de peso para terminar poniendo sobre la mesa todas las armas necesarias los ha repetido la vicepresidenta americana, Kamala Harris, a su llegada a Múnich. «Rusia está cometiendo crímenes contra la humanidad en la guerra de Ucrania», ha dicho, y ha pedido que se «haga justicia».