Conmoción en la Conferencia de Múnich por la muerte de Navalni

La Conferencia de Seguridad de Múnich, el Davos de la Defensa, a la que asisten 50 jefes de Estado y de Gobierno, unos 60 ministros de Asuntos Exteriores y más de 25 ministros de Defensa, ha acogido la muerte de Alexéi Navalni sin gran sorpresa, pero con gran pesar. «Era un ser humano excepcional, estamos con su mujer y sus hijos» ha dicho en sus palabras inaugurales el responsable del evento, Christoph Heusgen, que ha recordado que Navalni «estaba invitado», a pesar de que su encarcelamiento le hacía imposible acudir «y le hubiese gustado asistir para hablar de una Rusia mejor». Heusgen ha identificado la muerte de Navalni como un recordatorio de que si Rusia ganase la guerra de invasión de Ucrania, «sería toda una vergüenza para Occidente».

Los altos cargos de los países bálticos han sido los primeros en reaccionar, todos ellos con consternación. El presidente de Estonia, Edgars Rinkevics, ha lamentado que el líder de la oposición rusa halla fallecido y ha arrojado la culpa «sobre conciencia rusa». «Alexei Navalni, como político, simplemente fue brutalizado por el Kremlin. Y ahora ha sido asesinado», ha dicho, «ese es un hecho que muestra la verdadera naturaleza del actual régimen ruso». También el presidente lituano, Gitanas Nauseda, ha exigido «consecuencias para los responsables, que tienen que ser llevados ante los tribunales». También ha culpado a Putin el ministro checo de Asuntos Exteriores, Jan Lipavsky, que ha recordado que «ha sido encarcelado y torturado hasta la muerte porque se no se rindió, porque se había opuesto a Putin» y ha añadido que «Rusia se comporta del mismo modo con sus propios ciudadanos en su política exterior hacia otros países, ha convertido Rusia en un Estado violento que tiene gente como Nemtsov o ahora Navalni y que no duda en matar a quienes sueñan con un futuro mejor». Se refería al político opositor Boris Nemtsov, que fue asesinado a tiros en Moscú en 2015, un caso todavía sin resolver.

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Entre los socios europeos, la noticia cae como una constatación del perfil del enemigo y la constatación de nuevas exigencias de la situación de seguridad. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Stéphane Sejourne, ha expresado sus condolencias y ha concluido que «ser la resistencia a un sistema de opresión le ha costado la vida«, tras constatar que »su muerte en una colonia penitenciaria nos recuerda la realidad del régimen de Vladimir Putin«.

Por parte de la Unión Europea, el presidente del Consejo, Charles Michel, ha declarado que «la UE considera que el régimen ruso es el único responsable de esta trágica muerte». No menos convencido se ha mostrado el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, que se ha confesado «profundamente afectado y perturbado» por la noticia de su muerte y ha empezado a pedir responsabilidades a las autoridades bajo cuya custodia se encontraba el opositor. «Tenemos que aclarar todos los hechos», ha exigido a Moscú, «Rusia tiene que aclarar todas las dudas sobre las circunstancias de la muerte». El Primer Ministro británico, Rishi Sunak, se ha mostrado por su parte en shock ante la muerte del político ruso. «Esta es una noticia terrible», ha lamentado, «domo el más firme defensor de la democracia rusa Navalny demostró un coraje increíble a lo largo de su vida y es admirado por todos nosotros».

«Rusia es responsable de la situación que llevó a la muerte al opositor Alexéi Navalni», ha dicho también en Múnich el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, «su muerte en una prisión rusa y la presión y el terror aplicados a un sólo hombre subrayan la debilidad y la podredumbre en el corazón del sistema que Putin ha construido».