Caos y pérdidas económicas en el Reino Unido por las huelgas
Cuatro horas para realizar un trayecto que en condiciones normales se realiza en una. Así es la vida diaria de los británicos acosados por los paros
Lourdes Gómez
Londres
Las huelgas en el transporte público británico están complicando la operación de retorno a casa de decenas de miles de residentes en el Reino Unido tras las festividades navideñas, pero Elizabeth lo padece como un inconveniente más en la situación de incertidumbre política y ... social que atraviesa el país en los últimos meses. «Yo apoyo los paros, tanto del personal ferroviario como de las enfermeras y los empleados de ambulancia. Es el último recurso que les queda para hacer fuerza sobre sus reivindicaciones. La culpa la tiene el Gobierno», dice en comunicación electrónica esta directora de gestión en una empresa de diseño comercial, que prefiere reservarse su apellido. Es un sentimiento que de momento comparte la mayoría de la población, según diversas encuestas.
La segunda jornada consecutiva de la huelga del ferrocarril en este inicio de año pilló a Elizabeth en Belfast, donde celebró la Noche Vieja y la llegada del año nuevo. Su vuelo a Luton, a unos 55 kilómetros al norte de Londres, no estaría afectado por la acción sindical de los funcionarios de aduanas y control de pasaportes, otro de los gremios que están luchando a través de sus representantes sindicales y en las líneas de piquetes en demanda de incrementos salariales, seguridad y mejoras en el puesto de trabajo y consensuadas reformas sectoriales. Pero, antes de emprender el viaje, calculaba que iba a tardar cuatro horas más de lo habitual en alcanzar su destino en la costa del sur de Inglaterra.
«Tenemos que coger dos autobuses para llegar a casa: desde Luton a la estación de Victoria, en Londres, y desde allí a Brighton», comenta en referencia a un trayecto que podría realizar de una tirada en tren en circunstancias normales. Elizabeth se ha acogido al plan híbrido de trabajo que su empresa ofrece a la plantilla desde la pandemia del coronavirus de forma que ella solo acude a la oficina dos o tres días por semana. Pero las reuniones presenciales tienden a ajustarse al calendario de huelgas del ferrocarril, que comenzaron hace ya más de seis meses. «No nos causa mucho problema. Nos reuniremos por videoconferencia esta semana», recuerda.
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En Stansted, se registraron colas de más de hora y media hasta asegurar asiento en un autobús con destino a Londres. Las plazas se agotaron días atrás en todos los servicios desde la tarde a la medianoche debido al parón en el tren que enlaza este principal aeropuerto de vuelos de bajo coste con la estación de Liverpool, en el este de la capital. «Estoy desesperado por salir de aquí», comentaba un viajero hacia las 11 de la noche del martes. Padres con bebés en brazos, jóvenes en bermudas procedentes de Canarias y otros destinos cálidos, parejas arrastrando sus maletas y fumadores distraídos se unían con caras largas a las colas que se formaron en la terminal de buses el primero de dos ciclos de 48 horas consecutivas de paro que el principal sindicato de la industria del ferrocarril ha convocado esta semana.
Hasta el verano
Los líderes sindicales amenazan al Gobierno con replicar la acción de protesta en sucesivos meses hasta el verano. Forma parte del pulso de presión para lograr subidas de sueldo acordes con la tasa de inflación – se estima que está bajando después de alcanzar un pico del 10,7% en noviembre – y reformas estructurales que limite la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de taquillas en las estaciones de tren. La huelga, que ayer paralizó el 80% de los servicios regulares del Reino Unido, ha causado pérdidas al sector de restauración por encima de los 2.500 millones de euros desde el verano, según estimaciones de UK Hospitality, la principal asociación patronal del sector hotelero, bares y restaurantes.
Los británicos no celebran Reyes –el 6 no es festivo– y la mayoría de la masa laboral regresó al trabajo el martes. Pero las huelgas de los empleados del ferrocarril se programaron en distintos jornadas laborales y fines de semana de noviembre y diciembre frustrando un sinfín de cenas, recepciones y fiestas empresariales y de grupos de amigos. Marcaba además el retorno de las celebraciones 'in situ', tras dos años seguidos de confinamiento social forzado o voluntario, pero los planes festivos se frustraron una vez más ante la falta de un acuerdo laboral entre el Gobierno, la industria y los sindicatos.
Los inconvenientes y disrupciones continuarán este mes, con nuevos paros previstos de enfermeros, sanitarios y conductores de ambulancias en Inglaterra, que amenazan con profundizar la crisis del sistema de salud estatal. No son los únicos empleados públicos enfrentados al Gobierno conservador de Rishi Sunak, quien reiteró ayer que la «puerta está abierta» para dialogar sobre los retos laborales, siempre que las demandas sean «responsables y asequibles» económicamente. Carteros, funcionarios de aduanas y de controles de pasaportes, gestores de carreteras y los carnés de conducir también se han echado a la calle reivindicando mejoras salariales.
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