Las sanciones ahogan a Siria

Los precios suben, los salarios bajan, las tiendas se vacían, la economía retrocede y el descontento se extiende

Las sanciones ahogan a Siria afp

DANIEL IRIARTE

El presidente sirio, Bashar el Assad, aseguró el pasado junio que «el mayor peligro» al que se enfrenta el régimen es «el colapso de la economía». Y tenía razón: mientras los Assad resisten la presión diplomática y las protestas de la oposición, e ... incluso una insurgencia armada formada por desertores, las cifras económicas no dejan de empeorar, extendiendo el descontento en la calle.

Hoy, la Liga Árabe podría decidir aplicar sus propias sanciones, ante la falta de una respuesta positiva de Siria a la exigencia del organismo de enviar observadores al país. Se unirían a las ya impuestas por la UE y EE.UU ., cuyos efectos ya se dejan sentir. La economía siria está completamente aislada. Y según el Fondo Monetario Internacional, decrecerá un 2 por ciento este año.

Samir, dueño de una tienda de alfombras y tejidos junto a la Mezquita Omeya, es vivo ejemplo de esta situación. El año pasado, por mediación de un pariente, trabajó unos meses como vendedor en el Gran Bazar de Estambul. Pero lo que entonces hizo más o menos por diversión, se plantea ahora repetirlo por necesidad.

«Nada de nada»

«Prefiero ganar setecientos euros aquí con mi tienda que mil y pico en Estambu l. Pero es que no estamos ganando nada. Nada de nada», nos confiesa, desesperado. Hace semanas que no pasa un solo cliente por su establecimiento. No es el único: por todas partes se ven carteles indicando rebajas de hasta un 40 por ciento, a pesar de lo cual, las tiendas permanecen vacías.

El precio de los productos básicos no deja de subir: el del tabaco y el del combustible, prácticamente se han doblado. Al tiempo que los funcionarios —y hay muchos en la economía semiestatal de Siria— han visto cómo su sueldo se reducía en 500 libras (unos 9 euros) al mes, cuando el salario medio en el país es inferior a 200 euros. Así las cosas, el consumo no deja de disminuir .

«Esta no es una crisis fácil. Es la peor de nuestra historia, porque afecta directamente al ciudadano sirio; afecta a la calle, a las fábricas, a la comunidad empresarial», reconoce el ministro sirio de Economía, Mohamed Nidal el Shaar, quien, no obstante, trató de restar importancia a la posible imposición de sanciones por la Liga Árabe.

«No esperamos que todos los países apliquen o participen de estas sanciones. Estamos seguros de que algunos países árabes no lo harán», aseguró El Shaar. Y ciertamente, el Líbano —en cuyo Gobierno prima una mayoría del partido chií Hizbolá, aliado de Assad— ya ha anunciado que no aplicará ninguna medida económica contra Siria. Lo mismo podría hacer Irak, muy dependiente de un Irán que apoya abiertamente a Damasco.

Pero no todo es culpa de las sanciones. Ha sido la inestabilidad la que ha provocado el hundimiento del sector turístico, que representa el 12% del PIB de Siria. Y en las calles de la Ciudad Vieja de Damasco, normalmente atestada de turistas, es casi imposible encontrar ahora un extranjero.

«Está siendo así desde antes del verano. Este año, la temporada alta ha sido un desastre», explica Basel, gerente del emblemático hotel Zaytunet. A pesar de su encanto y su situación privilegiada, y de que ha reducido los precios en un tercio, solo tiene dos habitaciones ocupadas. «Es así no sólo en Damasco, sino en toda Siria», asegura el hostelero.

«Lo malo es la incertidumbre. No sabemos qué va a ocurrir. Pero, sea lo que sea, estamos todos esperándolo», cuenta Samir el vendedor, muy cauto ante la posible presencia de informadores del régimen: «Lo peor es que no sabemos cuándo llegará, cuánto falta para que esto se resuelva».

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