Naciones Unidas y Sudán del Sur ¿Ahora qué?
El Gobierno de Sudán del Norte exige la retirada de la fuerza de paz de la ONU a menos de veinticuatro horas de la independencia del sur
EDUARDO S. MOLANO
A menos de veinticuatro horas de la independencia de Sudán del Sur , en el norte, comienza otro sacrificio: el de los perros guardianes. Al menos, aquellos de testa azul. En la actualidad, más de 10.000 miembros de las fuerzas de paz de ... Naciones Unidas (UNMIS) se encuentran desplegados en la región, norte y sur. Un organismo creado para supervisar los acuerdos de paz de 2005 y cuya continuidad, como señala a ABC Deng Alor Kuol, ministro de Cooperación Regional de Sudán del Sur, resulta necesaria para “evitar un genocidio similar al de Ruanda”.
Sin embargo, la pasada semana, el Gobierno de Sudán del Norte exigió la total retirada de UNMIS, una vez sea consumada la secesión, rechazando la presión internacional para ampliar el mandato de la misión (aunque éste podría ser renovado en las próximas horas).
Un desprecio hacia la fuerza de paz internacional, que no solo se limita tan solo a Jartum . Ya en mayo de 2008, cuando estallaron los combates entre las milicias tribales en Abyei, el entonces enviado de EE.UU. al país -Richard Williamson- denunciaba: “Nosotros pagamos cada año millones de dólares para que las tropas de UNMIS permanezcan en sus barracones. Mientras, decenas de vidas son destrozadas”.
Pese a estas palabras, a finales de junio, Naciones Unidas aprobó el envío de 4.200 efectivos etíopes al Estado petrolífero de Abyei, disputado tanto por el Gobierno central de Jartum como por el de Juba. En la resolución, el Consejo de Seguridad establece una duración máxima de la operación de seis meses, encaminada a supervisar la retirada de las fuerzas en conflicto.
Menos clara parece la continuidad de los actuales “cascos azules” de Naciones Unidas en Sudán del Norte. Sobre todo, ante sus resultados. Como asegura a este diario Philip Aguer, portavoz del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), “en los últimos días, soldados egipcios habrían colaboraron con las Fuerzas de Seguridad del norte durante los combates registrados en Kordofán”. De igual modo, Abdul Aziz Adam Al-Hilu -líder del SPLA en la región- acusaba a esas mismas “tropas de pacificación” de haber violado a seis mujeres y ejecutado a varios rebeldes durante los disturbios. Una negligencia, de habitual recuerdo ya en Naciones Unidas.
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