«Sólo quiero que me dejen velar el cadáver esta noche», pide la madre de Zapata

En una declaración sin precedentes, Raúl Castro dijo «lamentar muchísimo» la muerte del disidente cubano

25/02/2010 a las 00:00h.

A su regreso el lunes de una cumbre regional en México, a Raúl Castro le esperaba una trágica noticia que puede sacudir los cimientos de su régimen, por la conmoción que ha causado dentro y fuera de Cuba: la muerte del disidente Orlando Zapata Tamayo ... después de 85 días de huelga de hambre. Al día siguiente, con la presencia en la isla de sus aliados Luiz Inacio Lula da Silva y Hugo Chávez, Castro dijo «lamentar muchísimo» el fallecimiento del preso político que pasó los últimos siete años de su vida en diferentes prisiones, cada vez con más años de condena a sus espaldas en juicios sin garantías.

Ante un grupo de periodistas brasileños, que acompañaban a Lula y a Castro en una visita a las obras del puerto de Mariel, responsabilizó ayer de la desaparición de este obrero negro de 42 años a la relación con Estados Unidos. «Aquí no hay la máxima libertad de expresión. Eso es cierto. Pero si EE.UU. nos dejara tranquilos podría haber esa máxima libertad», agregó el gobernante. para quien «no existen torturados, no hubo ejecución», informa Efe.

Repercusión mundial

Los analistas consultados subrayaron que Castro no pudo eludir la pregunta de los periodistas brasileños sobre Zapata y enviar luego un comunicado sin precedentes en esta dictadura. El menor de los Castro es consciente además de la repercusión que esta muerte ha tenido en la comunidad internacional.

Reina Luisa Tamayo Danger seguro que no coincide con la afirmación de Castro de que en la isla no se tortura, después de ver morir a su hijo el lunes por la tarde. Tras un largo viaje de La Habana a Banes, en la provincia oriental de Holguín, esta humilde cubana aseguraba ayer a este periódico que «sólo pido que me dejen velar el cuerpo de mi hijo esta noche» . La madre del prisionero de conciencia explicó que «venía serena en el carro desde La Habana». Pero la serenidad se le acabó cuando la Seguridad del Estado le apremió a «sacar el cuerpo» para enterrarlo poco después de llegar por la tarde a Banes, cuando ella tuvo toda paciencia del mundo para que la comitiva del régimen descansara durante el trayecto. «Soy una madre adolorida, sólo quiero que mi hijo esté un ratico conmigo», concluyó Reina Tamayo por teléfono.

Vigilados por la Seguridad

Horas antes, en Holguín, todo eran rumores sobre el «secuestro» del cadáver de Zapata y de sus familiares, que ya habían salido de La Habana y no llegaban a Banes. La madre no respondía al teléfono móvil. La periodista Caridad Caballero Batista indicó a ABC que su casa de Holguín estaba vigilada por la Seguridad del Estado, como ocurría con la de la familia Zapata en Banes. En este último municipio, la periodista comentó que la gente se había lanzado a la calle para expresar su dolor e indignación, a pesar de que la noticia fue silenciada en los medios oficiales.

Nada más fallecer el disidente en uno de los mejores hospitales de La Habana, a donde fue trasladado sólo horas antes de morir, el régimen emprendió una oleada represiva por toda la isla , con el saldo provisional de al menos treinta opositores detenidos y otros treinta confinados en sus domicilios. La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn) confirmó que la mayoría de las detenciones se produjo en Holguín. El presidente de la comisión, Elizardo Sánchez, se refirió a la «manipulación policial» de todo lo que referente al funeral y entierro para evitar cualquier acto de protesta.

Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación, culpó al régimen de haber «asesinado lentamente» a Zapata; y señalaba también, entre otros «cómplices», «a todos esos gobiernos y personajes que prefieren la relación armoniosa con la mentira y la opresión a la solidaridad abierta con el pueblo». Reporteros sin Fronteras criticó también el silencio de la comunidad internacional sobre el Gobierno cubano, en especial el de Brasil. Por último, La Casa Blanca expresó la «tristeza» de Obama y reclamó la liberación «sin demora» de los más de 200 presos políticos.