Paul Ryan infunde nuevos bríos a la carrera de Romney por la presidencia
Si bien el candidato a vicepresidente nunca ha jugado un papel clave en las votaciones, el «efecto Ryan» ha hecho aumentar la afluencia de público a los mítines de Romney
emili j. blasco
Hay cola para ver y oír a Paul Ryan . La elección del congresista de Wisconsin como compañero de tícket republicano a la Casa Blanca ha aumentado este fin de semana la afluencia de simpatizantes a los mítines de Mitt Romney, revitalizando su ... campaña . De eso se trataba. El carácter polarizante del enérgico y atractivo político de 42 años, autor de la propuesta republicana de restrictivos presupuestos, atraerá los ataques demócratas, pero ya está demostrando ser un galvanizador de las bases propias. Y las elecciones del 6 de noviembre, con indecisos por debajo del 10%, van a ser una guerra por la movilización de cada bando.
En Manassas, Virginia, la cola para escuchar a Ryan da varias vueltas a la calle. «He hablado con mucha gente esta mañana, y todos están entusiasmados», explicaba Ronald Wilcox, un activista del Tea Party. Reconocía que el sector conservador del partido no se había ilusionado con el moderado Romney, pero ahora todo cambia: « Antes había entusiasmo por la causa, no por el candidato, ahora lo hay también por la candidatura ».
El riesgo asumido por Romney al nombrar como su «número dos» a Ryan, a quien « The New York Times » presenta como el candidato a vicepresidente « más conservador desde 1900 », se explica por la necesidad de un « cambio de juego ». Romney lleva semanas sin superar el 48% de la intención de voto, con Barack Obama ligera, pero permanentemente, por delante.
El exgobernador de Massachusetts habría concluido que descansar solo en la debilidad de la economía no es suficiente para derrotar a Obama. «Está listo para una campaña con un mensaje más incisivo, construido alrededor de recortes de impuestos y gastos, reducción del déficit y reformas. Eso era lo que un creciente coro de republicanos le estaba pidiendo», escribe Dan Balz, comentarista de «The Washington Post». Según Balz, « pocas veces los dos partidos han presentado un contraste tan fuerte en sus visiones ».
Ryan había declarado que « simplemente no puedes ganar a Obama por defect o». Ha sido el único republicano que en los últimos años no solo ha criticado el elevado endeudamiento del Gobierno federal, sino que además ha concretado una propuesta de presupuestos, tomada después como propia por el partido. « Nunca ha estado contento con simplemente maldecir la oscuridad. El en cambio enciende velas », ha piropeado Romney.
El rival de Obama se asocia a unas ideas prespuestarias -aprobadas por los republicanos en la Cámara de Representantes, pero rechazadas en el Senado por los demócratas- que van a centrar brutales ataques del equipo electoral del presidente. Las cuentas de Ryan prevén una reducción del déficit estadounidense de 3,3 billones de dólares en diez años, basada en un gran recorte del gasto y curiosamente acompañada de bajada de impuestos . La eliminación en prestaciones sociales , sobre todo las referidas a los pensionistas (polémica es la idea de privatización de su seguro médico ), es el mayor objeto de críticas por parte de los demócratas .
« Criticarán que Ryan quiere privatizar, pero sería más eficiente que hubiera menos burocracia y más gestión de tipo empresarial », afirmaba el pensionista Tony Debenedittis al término del mitin del tándem Romney-Ryan en Manassas. El y las miles de pesonas que asistían al acto mostraban un entusiasmo que hasta ahora no era tan evidente en la campaña republicana. La elección de Ryan como candidato a vicepresidente ha enardecido las bases del partido e indica que esta confrontación electoral va a ser una batalla por movilizar a las bases de ambos bandos.
Y la química entre los dos políticos parece funcionar. «Este no es mi hijo», bromeó Romney, que lleva 23 años a Ryan; el mayor de sus cinco hijos tiene precisamente la edad del congresista .
Aún es temprano para medir el « efecto Ryan ». Normalmente la incidencia del candidato a vicepresidente es poca en el resultado electoral final, en una campaña que, fuera del momento en que se anuncia el acompañante en el tícket, se centra en los dos máximos contendientes. Pero todo lo que contribya a movilizar al propio electorado es una clara ayuda.
Desde hace 80 años, no ha ganado las presidenciales ningún tícket del que formara parte un miembro de la Cámara de Representantes . Pero Ryan ha tenido en ella más protagonismo que aglunos antecesores.
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