La medida, que entrará en vigor el 1 de enero de 2016, es la primera que adopta Rusia contra Turquía, pero no la última, ya que el Gobierno anunciará mañana un paquete de medidas que afectarán al comercio, las inversiones y el turismo.
Si el presidente ruso, Vladímir Putin , ya reaccionó con inusitada ira tras el incidente, la indignación del Kremlin ha ido en aumento a medida que el líder turco, Recep Tayyip Erdogan , insistía en negarse a admitir el error y pedir disculpas formales.
Aunque ese es el auténtico motivo de la introducción de visados, Lavrov, que ya había recomendado a los rusos que no viajaran a ese país y a los que ya se encuentran allí, que regresaran cuanto antes, subrayó que la razón es la latente amenaza terrorista en Turquía.
«Esta amenaza no es un invento, es muy real. Nosotros informamos de ella a los ciudadanos rusos con total responsabilidad», resaltó.
La excusa rusa es que Turquía no es un país más seguro que Egipto, donde un Airbus ruso con 224 turistas fue objeto a finales de octubre de un atentado yihadista.
El acuerdo de exención de visados fue suscrito por los Gobiernos de ambos países en 2010 y entró en vigor en abril de 2011, lo que disparó el flujo de turistas a Turquía.
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