El régimen chino se renueva tras la lucha de poder por el «caso Bo Xilai»
Desde el jueves, el Congreso del Partido Comunista relevará a su cúpula y aupará a Xi Jinping como nuevo secretario general y sucesor del presidente Hu Jintao
pablo m.díez
Justo después de las elecciones estadounidenses , China , la otra potencia mundial, asiste a su particular relevo en el poder . A partir del jueves, el Partido Comunista celebra su trascendental XVIII Congreso, que aupará a una nueva generación de mandatarios – ... la quinta desde Mao Zedong – para dirigir el país más poblado del planeta durante los próximos diez años. Tras una década en el cargo, el secretario general del Partido, Hu Jintao, le cederá el mando al vicepresidente Xi Jinping, quien también le sucederá como presidente de la República Popular durante la Asamblea Nacional que se celebre en marzo del próximo año. De igual modo, está previsto que el viceprimer ministro Li Keqiang releve al actual «premier», Wen Jiabao.
Además, este cónclave renovará a siete de los nueve miembros del Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano de poder en China. A excepción de Xi Jinping y Li Keqiang, que pasarán a ocupar los primeros puestos del organigrama, se retirarán todos sus componentes al exceder los 67 años. Junto a Hu Jintao y Wen Jiabao, se jubilarán Wu Bangguo, número dos del régimen y presidente de la Asamblea Nacional; Jia Qinglin, responsable de la Conferencia Político-Consultiva del Pueblo Chino; Li Changchun, jefe de Propaganda; He Guoqiang, quien combate la corrupción interna desde la Comisión de Inspección Disciplinaria, y Zhou Yongkang, encargado de la Seguridad y de perseguir a los disidentes.
Para evitar dictaduras personalistas como la de Mao Zedong, el Partido Comunista limita las presidencias a dos mandatos de cinco años y, entregado plenamente al capitalismo de Estado que ha traído el progreso y la modernidad, dirige el país como si fuera una gran corporación empresarial. Al hallarse bajo el control de un régimen autoritario, en China no hay elecciones ni los candidatos hacen campaña, al menos abiertamente, para alcanzar el todopoderoso Comité Permanente del Partido. Pero eso no significa que todos sus mandatarios compartan las mismas ideas ni actúen al unísono, aunque finalmente así lo parezca en los resultados de las votaciones internas.
En los meses previos al Congreso del Partido , el régimen ha sufrido una violenta, pero soterrada, lucha de poder entre los partidarios de Hu Jintao, supuestamente más proclives a las medidas sociales, y los del anterior presidente, el todavía influyente Jiang Zemin, que apuestan por el crecimiento económico a toda costa. Aunque podría parecer una pugna ideológica entre «socialdemócratas» y «neoliberales», en realidad se trata de controlar las multimillonarias oportunidades de negocio que genera el mayor y más pujante mercado del mundo, ya que en China el poder político y el económico están íntimamente unidos y la corrupción está generalizada.
Buena prueba de ello es la caída en desgracia de importantes figuras como Bo Xilai, un político ambicioso que aspiraba a entrar en el Comité Permanente y ha acabado defenestrado por corrupción. Tras ser cesado en marzo como secretario del Partido en Chongqing, una megalópolis del suroeste de China bañada por el río Yangtsé y próxima a la presa de las Tres Gargantas, su esposa, Gu Kailai, fue condenada a muerte en agosto por envenenar a su socio británico, Neil Heywood, quien les estaba ayudando a evadir la fortuna que habían amasado ilegalmente. Un crimen por el que Bo Xilai aún debe ser juzgado y que, como si fuera una trama de espías, ha destapado las intrigas internas por el poder.
De hecho, por Pekín incluso llegaron a circular rumores de un golpe de Estado y de tiroteos en el céntrico complejo gubernamental de Zhongnanhai, adyacente a la Ciudad Prohibida y la plaza de Tiananmen. Tras esta asonada militar se habría situado, presuntamente, el responsable de las Fuerzas de Seguridad, Zhou Yongkang, un miembro del «ala dura» del Comité Permanente cercano a Jiang Zemin. En el ojo del huracán por su apoyo a Bo Xilai, incluso estuvo varios días desaparecido hasta que la televisión estatal volvió a mostrarlo en una atípica reunión con el ministro de Exteriores de Indonesia. Para atajar las habladurías, el régimen cerró varias páginas «web» y bloqueó durante un fin de semana los comentarios en Weibo, el «Twitter» chino .
El motivo es que el carismático Bo Xilai, hijo de un héroe de la Revolución, se había enemistado con el presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao por una feroz campaña contra la delincuencia y la corrupción en Chongqing, que se ganó el aplauso del público pero desveló las oscuras conexiones de algunos empresarios con poderosos políticos de Pekín. Además, lideró otra campaña de canciones patrióticas que recordó los tiempos de la infame «Revolución Cultural» (1966-76), pero avivó el «neomaoísmo» entre los desencantados con el régimen por el aumento de la brecha entre ricos y pobres.
«Bo Xilai, próximo a Jiang Zemin, amenazaba la posición de Hu Jintao de cara al relevo en el poder y lo normal es que hubiera sido juzgado antes del Congreso, pero parece que no hay consenso en el régimen sobre cómo abordar el asunto», explica a ABC Wen-cheng Lin, profesor del Instituto de Estudios de la China continental en la Universidad Nacional Sun Yat-sen de Taiwán.
Como venganza por su caída en desgracia, la mano de sus partidarios se intuye tras la reciente exclusiva de «The New York Times» revelando que la familia del primer ministro, Wen Jiabao, ha amasado una fortuna de 2.700 millon es de dólares (2.088 millones de euros). Una noticia que ha destruido su imagen de hombre humilde y que, por supuesto, ha sido bloqueada por la censura en internet, al igual que ocurriera cuando Bloomberg desveló en junio el patrimonio familiar de Xi Jinping, que asciende a 400 millones de dólares (310 millones de euros) y el 18% de una compañía de tierras raras valorada en 1.730 millones de dólares (1.340 millones de euros).
La familia de Wen Jiabao, ha amasado una fortuna de 2.700 millones de dólares
Además, un estrecho colaborador del presidente Hu Jintao, Ling Jihua, fue degradado después de que su hijo falleciera en marzo en un oscuro accidente de tráfico al volante de un Ferrari 458 Spider. Según el periódico de Hong Kong “South China Morning Post”, Ling Gu, de 23 años, conducía a altas horas de la madrugada su vehículo por el cuarto anillo de Pekín mientras se entretenía en una pequeña orgía privada con un par de jóvenes, una de las cuales fue hallada desnuda por la Policía tras el siniestro. Aunque el régimen intentó ocultar la historia durante seis meses, finalmente salió a la luz pública y, pese a la censura, desveló otra vez el lujoso tren de vida y la degradación moral de la nueva “aristocracia roja”.
A pesar de sus promesas sociales y de reformas políticas, Hu Jintao y Wen Jiabao han fracasado a la hora de frenar las graves desigualdades económicas y atajar la corrupción. Según el experto Wen-cheng Lin, «ambos han aumentado la importancia internacional de China y mejorado las relaciones con Taiwán, pero ha cundido el malestar con el Partido porque los chinos son cada vez más conscientes de sus derechos». A su juicio, «la lucha por la hegemonía mundial con EE.UU. y la disputa con Japón por las islas Senkaku no amenazan al régimen . El auténtico reto de los nuevos líderes es lo que pasa dentro de China por los problemas económicos y sociales derivados de la crisis financiera global».
Junto a Xi Jinping, de 59 años, y Li Keqiang, de 57, para el nuevo Comité Permanente que salga de este Congreso se postulan otros nombres como el viceprimer ministro Wang Qishan, con gran experiencia económica; Zhang Dejian, quien sustituyó a Bo Xilai al frente de Chongqing y es un experto en Corea del Norte; Li Yuanchao, jefe de Organización, y Liu Yunshan, responsable del Departamento del Propaganda y del control sobre internet. Todos ellos son aliados del presidente Hu Jintao, mientras que Jiang Zemin podría colocar a Yu Zhengsheng, secretario del Partido en Shanghái, o a Wang Yang, quien dirige la industrializada provincia de Cantón (Guangdong). Sin embargo, su fama como reformista que lucha contra la corrupción y por una mayor transparencia puede restarle puntos por «excesivamente aperturista».
Los expertos coinciden en que el Comité Permanente podría reducir su número de miembros de nueve a siete, lo que dificulta aún más una pugna en la que también participan el secretario del Partido en Tianjin, Zhang Gaoli, y el de Mongolia Interior, Hu Chunhua. Por su parte, la consejera de Estado Liu Yandong podría convertirse en la primera mujer en acceder al Comité Permanente del Politburó, todo un símbolo de los nuevos tiempos, mientras que el secretario del Partido en Pekín, Guo Jinlong, ha visto mermadas sus opciones por las inundaciones que dejaron 79 muertos en la capital china el pasado verano. Envuelta en luchas intestinas, la quinta generación del Partido Comunista ya se prepara para su asalto al poder en China.
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