La política de control migratorio de la UE, en la cuerda floja

Turquía tiene planes claramente expansionistas y fijando arbitrariamente sus aguas de soberanía económica hasta llegar a la altura de Libia está pasando por encima de los intereses de Grecia y de Chipre . Aparte de los elementos de delimitación política, los posibles yacimientos de gas que podría haber en la costa sur de Chipre son uno de los objetivos más directos.

Grecia ha expulsado al embajador libio y ha desplegado un abanico de medidas diplomáticas en Egipto e Israel, que son países eventualmente perjudicados por los planes de Turquía. También ha pedido a Naciones Unidas que declare inválido el acuerdo de fronteras marítimas e incluso ha empezado a forzar contactos con grupos contrarios al Gobierno de Fayez al Sarraj . Atenas dice que no había conocido un periodo tan agresivo por parte de Turquía en los últimos 20 años. La Unión Europea reitera su apoyo incondicional a la posición de Grecia, pero Atenas parece inclinarse por buscar también otros apoyos, aunque ello pueda perjudicar la delicada situación europea.

De hecho, Turquía y Libia son los dos principales aliados de la UE en su política para intentar evitar una nueva oleada incontrolada de refugiados e inmigrantes. Pero los dos lo hacen a cambio de dinero, como una subcontrata de los aún inexistentes sistemas europeos de control de frontera. Según Erdogan , Turquía invoca la legislación del imperio tomano para reclamar esta expansión de sus aguas.

En resumen, el acuerdo entre Libia y Turquía, consagrado formalmente con el envío de fuerzas turcas a Libia en apoyo del Gobierno de Fayez al Sarraj, deja a la UE en una situación de extrema vulnerabilidad en un campo muy delicado.