Pashinián no logra ser designado al frente del Gobierno de Armenia

El Partido Republicano había asegurado en un principio que no frenaría a Pashinián, a quien reconoció como «candidato del pueblo», para ser designado primer ministro. Para ello tendría que haberle otorgado por lo menos seis votos, ya que el dirigente opositor se había asegurado aparentemente el apoyo de solamente 47, de los 105 diputados que tiene la Cámara, y necesitaba 53 . Pero Pashinián no logró ni siquiera el respaldo de los suyos. Le votaron sólo 45 parlamentarios.

Todo empezó a frustrarse el lunes, tras la reunión que mantuvo el aspirante a dirigir el Ejecutivo con diputados oficialistas. Hoy, al comienzo de la sesión parlamentaria, el portavoz del Partido Republicano y vicepresidente del Parlamento, Eduard Sharmazánov , dijo que el encuentro del lunes fue «insatisfactorio» y que «Pashinián no reúne condiciones para ser primer ministro». A su juicio, «ser buen orador no significa ser buen jefe del Gobierno». Sharmazánov dijo también que «la elección de la persona que ostentará el cargo de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Armenia y, por tanto, de quien dependerá la solución del conflicto en Nagorno-Karabaj, es algo que hay que abordar con mucho detenimiento y cuidado».

Después del pronunciamiento de Sharmazánov, Pashinián señaló en su intervención ante la Cámara que «quiero advertir a estos señores -del partido mayoritario- que no se equivoquen, la tolerancia del pueblo no es debilidad y puede llevar a un auténtico tsunami político». Llamó una vez más a sus partidarios a llenar las calles porque, afirmó. «quieren robar otra vez al pueblo su victoria».

Según Sharmazánov, lo que toca ahora es convocar comicios legislativos anticipados, algo que la oposición ya ha advertido que no permitirá mientras el proceso electoral esté bajo el exclusivo control del Gobierno en funciones. Si la actual revuelta liderada por Pashinián se intensifica, como sucedió en las «revoluciones de color» en Georgia o Ucrania , no es descartable que Rusia se implique al máximo para impedir una nueva desestabilización en su patio trasero. El presidente ruso, Vladímir Putin , advirtió la semana pasada que la crisis en Armenia «debe resolverse dentro de la ley y del marco constitucional».

El desencadenante de la actual situación en Armenia fue la decisión del presidente saliente, Serzh Sargsián , de perpetuarse en el poder ocupando la jefatura del Gobierno. Bajo su mandato, se llevó a cabo una reforma constitucional, en 2015, que ha transferido gran parte de los poderes del presidente al Parlamento y el Ejecutivo. Sargsián prometió que en 2018 no se propondría como jefe del Estado ni primer ministro, pero no cumplió su palabra. Las protestas comenzaron el 13 de abril y, 10 días después, consiguieron que Sargsián dimitiera como jefe del Gobierno.

Pashinián, un antiguo periodista, se postuló entonces como único candidato posible a primer ministro con el objetivo prioritario de desalojar a la actual élite dirigente, acabar con la corrupción y enderezar la depauperada economía del país.

En su discurso de investidura de hoy, el líder opositor habló de mejorar las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea, a la que se proponía eliminar la exigencia de visado para los ciudadanos armenios. Pero también afirmó tener intención de mantener la actual «relación estratégica» con Rusia y no abandonar la Organización del Tratado de Defensa Colectiva con Moscú ni la Unión Económica Euroasiática, mecanismo de coordinación que controla también el Kremlin.

Pashinián, que llegó a dirigir varios medios de comunicación, se dio a conocer como uno de los organizadores de las protestas que estallaron en Armenia tras las elecciones del 19 de febrero de 2008, tachadas de «fraudulentas». En esos comicios fue elegido Sargsián por primera vez y los disturbios se saldaron con 10 muertos y decenas de heridos. Por ello, fue encarcelado, pero se benefició de una amnistía. Es diputado desde 2012 y jefe de la formación Yelk (Salida) desde que él mismo la creó el año pasado.