El Parlamento de Kuwait concede a la mujer el derecho a votar y ser votada
AFP/AP Un grupo de mujeres kuwaitíes festeja la votación en el Parlamento, que les otorga por primera vez el derecho a votar. A la derecha, un grupo de diputados islamistas tras conocer el resultado
MADRID. En 1999 se quedaron a sólo dos votos. Ayer lo lograron con una cómoda mayoría de 12 votos (35 frente a 23 y una abstención) en el Parlamento. Las mujeres de Kuwait podrán desde ahora votar y ser candidatas en los procesos electorales de ... esta rica petromonarquía del Golfo, que se acerca con su histórica decisión al régimen más liberal de los vecinos de Bahrein, Qatar y Omán, y se separa del integrista que rige en Arabia Saudí.
La presión de los grupos fundamentalistas representados en el Parlamento kuwaití -caídos en descrédito desde la irrupción de atentados de Al Qaida en el reino- logró imponer dos «peros» a la ley del sufragio femenino presentada por el Gobierno. El voto de las mujeres deberá por un lado «ajustarse a la ley islámica». Por otro, y dada la cercanía de las municipales de junio, su estreno en las lides electorales quedará reservada para la siguiente ocasión: los comicios parlamentarios previstos para el 2007.
La votación produjo ayer escenas de sobreexcitación en el vanguardista edificio del Parlamento kuwaití no vistas desde la entrada de las tropas liberadoras norteamericanas en 1991. La líder del movimiento sufragista femenino, Rola Dashti, no cabía en sí de gozo. «No puedo todavía creerlo; hoy mismo comienzo mi campaña para las elecciones generales del 2007», dijo la dirigente feminista a la prensa.
Aunque la mujer kuwaití ha alcanzado puestos de responsabilidad en el mundo del petróleo, la educación y la diplomacia, la ley electoral de 1962 le negaba los derechos políticos. La Monarquía de los Al Sabah se comprometió a concederles el derecho al sufragio como reconocimiento al papel jugado por Occidente en la liberación de Kuwait en 1991, pero la presión fundamentalista sofocó hasta ahora todos los intentos del Parlamento.
La vaga referencia de la nueva ley a la Sharía, el código islámico, generó no obstante cierta perplejidad. «Confío -comentó Dashti- en que esa observación se refiera a que deben erigirse colegios electorales distintos, para hombres y para mujeres, y no a la exigencia de votar con velo porque esa imposición sería ilegal en este país».
El comentario de Rola Dashti, una de las pocas mujeres que encabezan una empresa en Kuwait, recordaba que la lucha todavía no ha terminado, y hacía realidad el presagio que adelantó hace ahora dos años en una entrevista concedida a ABC: «Muchos piensan que Estados Unidos tiene una especie de varita mágica. Pero ellos no nos van a quitar el velo. Tendremos que hacerlo nosotras».
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