Cameron logra un holgado apoyo a los ataques a Siria y rompe al laborismo

La jornada escenificó el cisma en el laborismo por la deriva radical de Corbyn . Se visualizó crudamente cuando en la intervención de cierre por parte de la oposición el portavoz laborista de Exteriores, Hilary Benn, defendió fogosamente el ataque contra Daesh frente al criterio de su jefe de filas. Fue un discurso apasionado, aplaudido por toda la eufórica bancada conservadora y parte de la laborista. Corbyn escuchaba enfurruñado a Benn, que forma parte de su cúpula y se sienta a su lado en los Comunes.

Cameron intentó reducir el debate a una pregunta sencilla: «¿Trabajamos con nuestros aliados para degradar y eliminar a este enemigo y vamos a por él a los cuarteles donde está planeando matar a británicos, o nos quedamos sentados y esperamos a que nos ataquen ?».

Pero Jeremy Corbyn, un viejo pacifista de 66 años, antiguo presidente de Stop de War, que a esas horas en la calle abucheaba a los laboristas, tenía claro su «no». «Su propuesta no se sostiene», le espetó a Cameron . Explicó que la operación no funcionará sin tropas sobre el terreno y sin un plan diplomático para el futuro de Siria, que aumentará la oleada de refugiados y la amenaza terrorista y que costará muchísimas bajas civiles. «La sombra de Irak, Afganistán y Libia ensombrece este debate», rezongaba el veterano dirigente izquerdista.

Tres ex ministros laboristas hicieron discursos a favor de los bombardeos. Alan Johnson, que fue en su día ministro del Interior, replicó a su actual jefe de filas que «hay que enfrentarse a ellos y destruirlos si queremos defender a nuestro país y nuestro modo de vida» . Sin embargo Miliband, el anterior candidato del partido, que en mayo cayó derrotado frente a Cameron, dio una de cal y otra de arena: votó en contra de los bombardeos, acatando las directrices de Corbyn, pero criticó la «demonización» que ha hecho de los laboristas moderados que han decidido apoyar a Cameron. La estigmatización de los centristas por parte de la izquierda radical está en marcha. El presidente de la plataforma Stop de War ya les llamaba en la calle políticos «señalados por la infamia».

Tampoco la unanimidad fue completa en la bancada tory. De hecho Cameron necesitaba votos laboristas porque sabía que entre los suyos había diputados contrarios a extender los bombardeos sobre Daesh a Siria. Uno de ellos, David Davis, alegó que atacando ahora desde el aire se logrará «el efecto contrario al que se busca» y recordó que desde que comenzaron las operaciones allí por parte de Estados Unidos y Francia el número de jóvenes que se enrolan con los terroristas ha aumentado, hasta llegar a 30.000.

Los ataques comenzaron a las pocas horas de ser aprobados en el Parlamento. Dos cazabombarderos Tornado GR4 despegaron anoche de la base británica en Chipre , desde donde se ataca ya las posiciones de Daesh en Irak, y realizaron bombardeos en Siria. Cameron alardeó de que la RAF «puede marcar la diferencia» al utilizar el misil inglés Brimstone, que pasa por ser el de mayor precisión y que ayudaría a reducir además las bajas civiles.

El Partido Nacionalista Escocés, con su medio centenar de diputados, votó en contra, y el ahora residual Partido Liberal Demócrata, socio de Cameron en la anterior legislatura, a favor. En la sesión Cameron pidió que no se use más Estado Islámico, «porque ni es un Estado ni es islámico», sino el peyorativo Daesh.