Una oleada de homicidios conmociona a EE.UU.

En plena ola de protestas raciales, superpuestas a una pandemia que ha disparado el desempleo, la criminalidad se ha disparado en Washington y en otras grandes ciudades de EE.UU. Sólo en la capital federal ha habido 89 homicidios en lo que va de año, un 17% más que el mismo periodo de 2019, un año que ya por sí mismo marcó el récord en toda una década. Por su parte, Chicago se ha convertido en estos pasados seis meses en la capital de los homicidios por arma de fuego: 329 en total junto con 1.600 personas heridas. En Miami , 46; Los Ángeles , 119; Filadelfia , 210; Atlanta , 50.

Lo más alarmante es que ha crecido el número de niños fallecidos en tiroteos. El pequeño McNeal estaba con su madre en una barbacoa organizada en la calle Cedar Street de Washington , precisamente con el objetivo de unir a los vecinos en contra de la criminalidad en el barrio. Su madre, Crystal McNeal, trabaja para el gobierno local intentado reducir los episodios de violencia en las calles. Era ella quien había organizado la barbacoa. Cuando ya sonaban los fuegos artificiales típicos de la celebración del 4 de julio, madre e hijo iban a acercarse a la casa de un familiar para recoger unos auriculares y un cargador de móvil. Fue entonces, cuando la madre se hallaba en el coche y el niño cruzaba la calle, cuando este último recibió el balazo en la cabeza. Murió al instante. Era la séptima víctima en la capital en los primeros días de julio.

Según dijo la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, «esta es una tragedia inimaginable para cualquier familia. Y sé que Davon y su familia en este momento de dolor quieren asegurarse de que otra familia no sufra esta trágica pérdida. Esto no debería haber sucedido, y no puede seguir sucediendo». La policía local ha ofrecido una recompensa de 25.000 dólares, unos 22.000 euros, por pistas sobre los autores del homicidio.

Justo esta muerte, como las demás, llega en un momento en que los manifestantes piden en ciudades de todo EE.UU. que se recorten los fondos a la policía, en protesta por la muerte, bajo custodia policial, de un hombre de raza negra, George Floyd , el pasado 25 de mayo en Mineápolis . Lo cierto es que a estos rincones de Washington, tristemente acostumbrados a la violencia y a la muerte, a esa policía a la que se quiere recortar no se la ve muy frecuentemente cuando más se la necesita.

«Lo que necesitamos es más policía, para acabar con esta criminalidad», dijo esta semana el abuelo del pequeño Davon, John Ayala, en una conversación con periodistas que se habían acercado al punto del tiroteo. Lo cierto es que las encuestas respaldan ese punto de vista. Según la que publicó el 20 de junio YouGov, un 50% de los afroamericanos de EE.UU. creen que debe haber más policía en las calles, aun cuando un 49% afirma que no se siente del todo seguro cuando ve un agente, resultado sin duda de los episodios de brutalidad policial que han provocado protestas como la de este año.

El mismo 4 de Julio murió en Chicago la niña de siete años Natalia Wallace, también por arma de fuego. Lo mismo sucedió a Secoriea Turner, de ocho años, en Atlanta. Ambas, como McNeal en Washington, eran de raza negra. Los homicidios son una verdadera lacra en la comunidad afroamericana. Son, de hecho, la primera causa de mortandad entre los varones de raza negra de entre 10 y 34 años, y la segunda entre las mujeres, según un informe de 2019 del departamento de Sanidad. La conclusión de ese informe es sin duda impactante: «La tasa de homicidios entre las personas negras fue 12.9 veces mayor que la tasa de homicidios para los blancos».

Según la presidenta del Partido Republicano, Ronna McDaniel, la ola de disturbios de las protestas raciales es en parte responsable de este aumento de la criminalidad. «Es triste que no digan nada los demócratas sobre los siete niños que fueron asesinados el pasado fin de semana, la mayoría de ellos afroamericanos. No estamos oyendo nada sobre cosas que están sucediendo en este país a medida que la violencia continúa extendiéndose, ya fuera de control».

Donald Trump , que está a la baja en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, ha aprovechado esta ola de disturbios para presentarse como el candidato de «la ley y el orden», según ha dicho en repetidas ocasiones en la red social Twitter. El presidente ya movilizó a la Guardia Nacional para atajar los saqueos e incendios en Washington, y ha amenazado con hacerlo en otros estados si los gobernadores no toman medidas drásticas. Ante la exigencia de recortes a la policía, el presidente ha respondido que a esta hay que reforzarla, no reducirla.

Sólo en el fin de semana del 4 de Julio hubo 65 heridos por arma de fuego en Nueva York y 87 en Chicago. El jefe de policía de Nueva York, Terence Monahan, lo describió como «uno de los fines de semana más violentos que ha habido en la historia reciente». «Va a ser un verano duro, es obvio que hay mucha gente con armas en la ciudad», dijo.