Musavi dice estar «listo para el martirio», mientras la Policía apalea a los opositores
Musavi dice estar «listo para el martirio», mientras la Policía apalea a los opositores
Gases lacrimógenos y cañones de agua para reprimir a los manifestantes de la «ola verde». Disparos al aire, helicópteros y cargas policiales para ahuyentar de una vez a los jóvenes reformistas de las calles y hacer cumplir así el mandato «divino» del Líder Supremo, Alí ... Jamenei, quien ya advirtió en la oración del viernes: «Las protestas tienen que cesar». A palos, si hiciera falta.
Una guerrilla urbana desbocada: calle a calle, esquina a esquina: Enqelab, la Universidad, Kargar, plaza Azadi y Revolución... y, en pleno pulso reformista, salta la otra noticia: un terrorista suicida se inmola, y al parecer mata a una persona, a las puertas del mausoleo del imán Jomeini, corazón de los 30 años de República Islámica de Irán. Primera semana de revuelta contra el pucherazo de Ahmadineyad. Arde Teherán.
Aunque no tan numerosa —distintas fuentes hablan de entre 2.000 y 3.000 manifestantes, otras, de «miles»—, el primer balance de otra jornada violenta de la «revuelta verde» arroja dos muertos en enfrentamientos entre antidisturbios y manifestantes, según testigos presenciales. Y centenares de heridos que habrían encontrado cobijo en embajadas occidentales.
«Imposible avanzar. La Policía corta todos los accesos a la plaza y carga contra la gente que intenta acercarse. También hay Guardia Revolucionaria y...», la línea se corta y la voz se pierde en un silencio que durará hasta entrada la noche, cuando la telefonía móvil recobre cierta normalidad.
A las cuatro de la tarde una gran multitud pretendía llegar hasta Enqelab, pero las fuerzas del orden y las milicias del Basij tenían la orden de evitar que la marcha se celebrara. Lo que debía ser una manifestación silenciosa, acabó en batalla campal. Y las fuerzas del orden se emplearon a fondo.
Algunas fuentes informaban de choques en el sur de la ciudad, donde seguidores de Musavi habrían prendido fuego una oficina de partidarios del presidente Ahmadineyad. Este extremo, y la noticia del atentado en el mausoleo de Jomeini fueron recibidos con escepticismo entre los medios reformistas, que los calificaron de «conspiración» del Gobierno para provocar una respuesta fundamentalista.
Los medios extranjeros seguimos vetados por las autoridades iraníes para cubrir «actos ilegales», y los canales oficiales, a excepción de la televisión en inglés PressTV, apenas ofrecen cobertura de los incidentes más graves que sufre la república islámica desde su creación. El vacío informativo es absoluto y es el «periodismo ciudadano», a base de teléfonos móviles o internet, el que permite conocer lo que ocurre en las calles. «El mundo está mirando»
Mientras todo eran carreras, palos y disparos en Teherán, el presidente de Estados Unidos rompía su silencio ayer y reclamaba al Gobierno iraní que «ponga fin a los actos de violencia y de injusticia contra su propia población». Obama recordaba a los ayatolás que «el mundo está mirando», y aseguraba que «lloramos por cada una de las vidas inocentes perdidas».
Por la mañana, y con Teherán ya en plena ebullición, la reunión entre el Consejo de los Guardianes de la Revolución —máximo órgano legislativo de Irán— y los candidatos derrotados en las urnas quedó en segundo plano. Según adelantó su portavoz, Abas Ali Kadkhodae, el Consejo está dispuesto a efectuar un recuento aleatorio del 10 por ciento de las urnas en respuesta a las 646 alegaciones presentadas por Mir-Husein Musavi, Mehdi Kerrubi y Mohsen Rezai.
Pero Musavi no enmudeció. Tras conocer la decisión del Consejo, el líder de la «ola verde» envió una carta a dicho órgano en la que reiteraba su petición de anulación total de las elecciones del pasado 12 de junio. Según Musavi, «todas la irregularidades habrían sido planeadas con meses de antelación». Musavi no se escondió. Reapareció en el suroeste de la ciudad con un mensaje nítido: «Estoy preparado para el martirio». Además pidió a sus incondicionales que declaren una huelga general en caso de que sea detenido. Una semana después continúa el pulso. Musavi contra Ahmadineyad. Irán, dividido
Amadineyad.
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