Merkel defiende la fiesta que organizó para el banquero Ackermann

Se trató de una velada que brindó la ocasión "de reunirse con personas con las que no siempre se coincide", indicó la canciller, a la cadena de televisión privada N24, tras el revuelo causado por un comentario de Ackermann elogiando la "generosidad" de Merkel.

No se trató de una "fiesta de cumpleaños" para el banquero, precisó Merkel, sino "en los alrededores" de la fecha en que éste cumplió sus 60 años, el pasado 2008 .

Añadió que ella ha guardado convenientemente las distancias respecto a Ackermann y que, cuando ha convenido, ha criticado su gestión al frente del Deutsche Bank.

La canciller expresó su comprensión hacia "quienes piensan que hay demasiada cercanía entre políticos y ámbito económico", ya que debe observarse prudencia eneste tipo de situaciones, y dijo "entender" que se pidan explicaciones al respecto.

Representantes del co-gubernamental Partido Socialdemócrata (SPD) y de la opositora La Izquierda reclamaron ayer las cuentas de esa velada, que se produjo en abril de 2008, dos meses después del cumpleaños del presidente del primer banco de Alemania.

La cuestión salió a relucir a raíz de un programa emitido por la televisión pública ZDF, en que trazaba un perfil de Merkel ante las elecciones generales del próximo 27 de septiembre. Entre las personalidades que daban su parecer sobre la canciller se encontraba Ackermann, quien hablaba de la generosidad de Merkel.

"Me dijo que quería hacer algo por mí. Que podía invitar a unos treinta amigos y amigas míos de toda Alemania y resto del mundo con los que tuviera ganas de encontrarme en la cancillería. Debo decir que fue una velada muy agradable", contó Ackermann. La frase del banquero provocó una rápida interpelación de La Izquierda, a la que se sumó luego el SPD.

Desde la Cancillería se ha explicado que la celebración ocasionó unos gastos de personal de servicio de unos 2.100 euros, pero que no hay datos de los costes de la comida y bebida. La controversia sobre la fiesta ha salido a la luz mientras colea el revuelo por el uso del coche oficial de la ministra de Sanidad , Ulla Schmidt, del SPD, en sus vacaciones en España.

Si bien la ministra no incurrió en irregularidades, puesto que se atuvo a la normativa vigente y tenía en España citas derivadas de su cargo, aún persisten los reproches de si derrochó el dinero público.

Asimismo, el diario " Bild " sacó hoy a colación los gastos supuestamente derivados de diversos ágapes en tiempos del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, que ascenderían a medio millón de euros, sólo en los años 2004 y 2005. Schröder ha rechazado tales informaciones y puesto el caso en manos de sus abogados.