Más de 100.000 civiles esperan una salida desesperada de Mariúpol

Los corredores son imprescindibles en este tipo de situaciones y, según las autoridades ucranianas, 75.000 ciudadanos de Mariúpol ya han salido por esta vía en las últimas semanas, aunque han sido corredores abiertos en muchas ocasiones en mitad del fuego cruzado. La vice primera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk, calificó la situación de los civiles atrapados de «desesperada».

El alcalde de Mariúpol, Vadym Boichenko, realizó recientemente un balance de estas semanas de guerra y elevó a 5.000 el número de vecinos muertos a causa de los combates. A muchos de ellos les han tenido que enterrar en fosas comunes. Las tropas rusas, con apoyo de unidades chechenas, tienen prácticamente tomada la ciudad, pero las unidades ucranianas resisten en el centro urbano de una urbe reducida a escombros por la artillería y aviación. Rusia combate con toda su fuerza debido a su valor estratégico. El líder de la república rusa de Chechenia, Ramzán Kadírov, aliado de Vladímir Putin, aseguró que entre el 90 y el 95 por ciento de la ciudad está bajo control ruso.

Con Mariúpol como principal frente, durante toda la jornada se escucharon menos explosiones en el frente norte de Kiev . Aunque lugares como Irpín están «liberados» desde el domingo, según los ucranianos, un día más se prohibió el acceso de prensa y de los civiles que quieren ver cómo están sus casas. El relativo silencio se rompió a media tarde con una fuerte explosión en el centro de la capital cuando un proyectil impactó en una instalación militar, de acuerdo a medios locles.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que, pese a esta aparente calma en el frente de la capital, Rusia «mantiene la presión sobre Kiev» y detalló que «según nuestra Inteligencia, las unidades rusas no se están retirando sino reposicionándose . Rusia está tratando de reagruparse, reabastecerse y reforzar su ofensiva en la región de Donbass». Los principales movimientos de tropas se registraron en Chernóbil, de donde salió una larga caravana de 700 vehículos blindados y la Guardia Nacional rusa devolvió el control de la central nuclear a la agencia ucraniana responsable, Energoatom. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) alertó que desde hace diez días no se habían producido relevos entre el personal de la planta. Ahora vuelve a manos de Ucrania.

Las autoridades de Kiev siguen dando pasos en busca de una relativa normalidad y anunciaron el final de la ley seca que ha estado en vigor desde el comienzo de la guerra. Desde entonces todas las estanterías de licores, vino y cerveza estaban tapadas con sábanas o plásticos en los puntos de venta y un cartel recordaba a los clientes la obligación de cumplir con la ley seca. Después de un largo mes de prohibición, se puede comprar de nuevo alcohol en las tiendas de la ciudad, aunque con un horario limitado de nueve de la mañana a cuatro de la tarde. Poco a poco aben las puertas cafeterías, restaurantes y algún comercio, pero la situación en la ciudad dista mucho de la normalidad.