Irritable. mujeriego y sucio
Mao junto a su cuarta y última esposa. Jiang Qing, en una fotografía tomada en 1974. Según el doctor Li Zhisui, los últimos años de la pareja fueron de constantes broncas
Si alguien ha contribuido de forma definitiva a derribar a Mao Zedong de su altar, esa persona ha sido Li Zhisui, su médico de cabecera durante veintidós años, que en 1994 publicó «La vida privada del Presidente Mao», libro en el que revela datos muy ... mundanos del que fuera llamado «Gran Timonel».
Según Li, lejos de ser un dios, Mao era un personaje inhumano, irritable, mujeriego, manipulador, insomne y sucio. En más de 800 páginas en su edición española (Planeta, 1995) resume su vivencia personal junto al presidente chino desde 1954 hasta el mismo momento de su fallecimiento en la cama.
Cuenta Li que Mao tenía un extraño poder manipulador con las personas que deseaba o necesitaba. Que era un gran psicólogo que sabía llegar enseguida a sus puntos débiles para golpear sobre ellos en beneficio propio. De creer ese extraordinario relato, Mao también era un perfecto cochino ya que sólo se bañaba en «el vientre de sus amantes». Tampoco se limpiaba los dientes porque «los tigres nunca ho hacen».
Pero el asunto de la obra de Li que más ha llamado la atención ha sido la vida sexual de Mao. Hiperactividad, sería la palabra clave, dirigida fundamentalmente a jovencitas bailarinas, su debilidad. El médico asegura que pese a saber perfectamente que sufría blenorragia y que podía contagiar a todas sus amantes, Mao jamás consintió ser tratado de esa enfermedad. Al final de sus días, un testiculo hipertrofiado, le causaba problemas de impotencia.
Relatos aparte, sí está confirmado por varias fuentes que Mao Zedong era un practicante habitual del sexo. Como revolucionario seguidor del taoísmo, llegó a escribir que «la sexualidad es una fuerza cósmica cargada de potencialidad revolucionaria».
En 1931, 18 años antes de tomar el poder, se mostraba partidario de la libertad sexual e hizo suya la teoría del vaso de agua de los soviets rusos según la cual, las relaciones sexuales no sólo deben servir para quitar la sed. Se ha dicho que durante la Larga Marcha (1934-35) Mao exigía una joven vírgen en cada pueblo por el que pasaba. Algo que contrasta vívamente con el impecable comportamiento de sus soldados en esta epopeya, aunque fuera una estudiada estrategia para ganarse el favor de los campesinos.
De lo que no hay duda es de la fama de Mao en las lides amatorias. Tanto es así que, como todos sabían que le gustaba mucho comer pimientos, aún hay chinos que creen que esta verdura tiene efectos afrodisiacos. Sin embargo, todo su liberalismo sexual en el terreno personal, se tradujo en un férreo control entre sus ciudadanos a patir de 1949, fecha en la que tomó el poder.
Según la escritora china Han Suyin, Mao tenía «un encanto casi femenino». Se casó cuatro veces. La primera fue a los quince años por un arreglo familiar con una niña que ni siquiera conocía. La segunda fue en Shanghai en 1920 con Yang Kai Hui, la hija de su profesor de Filosofía que le introdujo en el mundo estudiantil de izquierdas. Su tercera esposa fue Ho Tzu Chien, asesinada por los nacionalistas en 1924. La cuarta y última fue Jiang Qing, la mujer de la «Banda de los Cuatro».
Cuenta el doctor Li que con ésta última las broncas eran constantes y que la frustración sexual de los últimos años les llevó al acaparamiento del poder como válvula de escape.
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