La guerra por el agua
El 70% de Trípoli lleva cuatro días sin agua corriente, aunque esto no ha evitado que la vida comience a volver a las calles
MIKEL AYESTARAN
La guerra ha terminado en Trípoli , pero ahora surgen nuevas batallas que las autoridades rebeldes deben afrontar con urgencia. La primera de esas batallas es la del agua. Desde hace cuatro días el 70 por ciento de la capital –unos dos millones ... de personas- no tiene agua corriente y ayer llegó un barco cargado de agua para intentar paliar la crisis. Es el primero de los tres barcos que llegarán en las próximas horas para enfrentar también los problemas de la gasolina, el diesel y el gas doméstico . El ministro de Salud del Consejo nacional Transitorio, doctor Barakat, aseguró en Trípoli que “la prioridad es dar el servicio de agua a la población y en eso estamos trabajando”. El corte se puede deber a “un sabotaje o a la falta de operarios en las plantas principales”, señaló el dirigente rebelde.
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Estas dificultades no evitan que con el paso de los días este volviendo la vida a las calles de Trípoli. Algunas tiendas empezaron a levantar las persianas, se registraron colas frente a las panaderías y unos pocos mercados de la ciudad vieja volvieron a la actividad. Las gasolineras siguen cerradas y apenas hay atascos porque no hay gasolina para los coches, pero los que consiguen llenar el depósito no pierden la oportunidad de lanzarse por las avenidas de la capital a pitar y gritar consignas revolucionarias. Tras unas jornadas de mucha tensión el triunfo de la revolución empieza a animar a los vecinos de la capital.
«Los jóvenes son los primeros que han salido a la calle para limpiar las calles tras la batalla»
Como ocurriera en Bengasi en febrero, son los jóvenes los primeros que se han echado a las calles para limpiar aceras y retirar vehículos calcinados y demás restos de la batalla. “Es hora de salir de casa y ponerse a trabajar, tenemos que construir el país desde cero y no hay tiempo que perder”, afirma Saleh que junto a su grupo de amigos ha colgado el Ak-47 por un día para cambiarlo por la escoba.
Se aceleran también los trabajos para borrar las huellas del antiguo régimen de las calles . Cada vez es más complicado encontrarse con una foto de Muamar Gadafi , se arrancan junto a las banderas verdes y se tiran al asfalto para que los coches les pasen por encima. Las entradas a hospitales y otros edificios públicos también están presididas por imágenes del líder que hay que pisar para poder acceder a ellos.
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