El grupo de música punk «Pussy Riot» pide a la Virgen que eche a Putin

Se declaran feministas, aunque su campo de acción reivindicativo es mucho más amplio. Al igual que sus colegas ucranianas de «Femen» recurren a la provocación, pero no desnudándose como aquellas, sino improvisando conciertos en los lugares más inverosímiles con canciones que el régimen de Putin considera subversivas. La última vez lo hicieron en el altar de la catedral de Cristo Salvador de Moscú , la más grande de Rusia, y por eso están ahora bajo arresto.

Se las acusa nada menos que de «instigar al odio interreligioso» y la broma, si sus abogados no se aplican, podría costarles siete años tras las rejas. De momento y mientras se instruye el sumario, las tres activistas de «Pussy Riot» apresadas, María Aliójina, Nadezhda Tolokónnikova y Ekaterina Samutsévich , deberán permanecer en el centro de detención preventiva hasta el 24 de abril.

La jueza Svetlana Alexándrova se ha negado a concederles las libertad bajo fianza aduciendo que «podrían volver a delinquir». Se da la circunstancia de que casi ninguno de los opositores arrestados en los últimos meses ha llegado a estar en la cárcel más de 15 días. A excepción de Taísia Ósipova, militante de la formación «La Otra Rusia» . Sin embargo y si nadie lo remedia, Aliójina, Tolokónnikova y Samutsévich van a estar encerradas como mínimo dos meses y lo que les caiga después.

Todo por presentarse el pasado 21 de febrero en la catedral de Cristo Salvador con sus guitarras para entonar una canción pidiendo a la Virgen que libere a Rusia de Putin. Iban enmascaradas y ataviadas con vestidos cortos y leotardos de colores llamativos. Después en Twitter explicaron que lo que hicieron no fue profanar ningún templo sino rezar a María.

Antes habían interpretado su repertorio musical anti-Putin en grandes almacenes, en estaciones de metro, en lo alto de un trolebús, en la Plaza Roja y en muchos otros lugares públicos. Procuraban encontrar plataformas ligeramente elevadas a modo de escenario, como una vez el andamio de unos operarios que limpiaban un techo. Habían sido ya detenidas, pero puestas otra vez en libertad a las pocas horas.

Esta vez, sin embargo, la paciencia de Putin parece haberse agotado, aunque se dice que detrás del desmesurado castigo que están sufriendo las pobres jóvenes se encuentra en realidad la Iglesia Ortodoxa rusa, cuyo Patriarca, Kiril , el sábado hizo un llamamiento a no buscar justificación en el comportamiento «blasfemo» de las rockeras. «Una nación que percibe la acción de "Pussy Riot" como apropiada y valerosa, como expresión de legítima protesta política o como una broma inofensiva no tiene futuro», advirtió el Patriarca. Por su parte, el arcipreste ultraconservador, Vsévolod Cháplin , añadió que «los creyentes debemos ser inflexibles en la defensa de nuestros lugares sagrados».

Por el contrario, el también arcipreste, Vladímir Viguilanski , que lleva los asuntos de prensa en el Patriarcado, considera «excesivo» el arresto de las activistas de Pussy Riot. Lo mismo sucede en el seno de la sociedad rusa. Unos creen que, aunque su comportamiento no fue precisamente ejemplar, se las debe permitir regresar a sus casas. Aliójina y Tolokónnikova son madres de un niño de 5 años y de una niña de 4 respectivamente. Otros, por el contrario, creen que deben ser sancionadas de forma ejemplar para que a nadie se le vuelva a ocurrir jamás repetir algo parecido en una iglesia del país y menos profiriendo «gritos» contra las autoridades.