Evacuados los trabajadores de la central de Fukushima por miedo a un explosión

«Estamos comprobando la causa del humo», justificó la retirada Hidehiko Nishiyama, un funcionario de la Agencia de Seguridad Nuclear nipona que insistió en que no había un repunte de la radiación en la planta. La central de Fukushima 1, que tiene 40 años de antigüedad y cuya vida acababa de ser prolongada una década más, resultó dañada por el terremoto y el posterior tsunami que barrieron la costa del noreste de Japón.

Un fallo en el sistema eléctrico de refrigeración de sus reactores provocó la semana pasada cuatro potentes explosiones que redujeron parte del edificio a un amasijo de hierros y escombros. También resultó agrietada la vasija que protege uno de sus seis reactores, que se han calentado hasta provocar los estallidos y han sufrido escapes radiactivos.

Cuando tres reactores estaban controlados gracias a la puesta en marcha del sistema eléctrico de refrigeración, anoche volvió a aumentar la presión en el número 3. Para rebajarla, la empresa que gestiona la central, Tokio Electric Power Co. (TEPCO) , se planteó la posibilidad de liberar más vapor, lo que implicaría también la fuga de partículas radiactivas. Finalmente, el humo que salía de su piscina de combustible, que emite fuertes radiaciones, ha obligado al desalojo de los trabajadores, auténticos héroes kamikazes que se están jugando la vida para impedir un estallido atómico. Exponiéndose a dosis letales de radiación, que les provocarán tumores y problemas de salud en el futuro, son operarios anónimos cuya identidad es celosamente guardada por la compañía TEPCO. De hecho, ya habido varios muertos y heridos en las explosiones de la semana pasada y sus durísimas condiciones de trabajo han sido reveladas por algunos de sus familiares en Twitter y Facebook.

El diario «Japan Times» publica hoy que TEPCO no llevó a cabo inspecciones cruciales para el mantenimiento de la planta de Fukushima. Además de falsear informes sobre su seguridad, dejó de revisar 33 piezas de material, algunas durante demasiado tiempo. Es el caso de un panel que alimenta de electricidad las válvulas de control de un reactor, que no fueron inspeccionadas en once años. Así lo reconoció la propia compañía TEPCO en un informe enviado a la Agencia de Seguridad Nuclear diez días antes del tsunami.

Por su parte, la OMS advierte de que la radiación en los alimentos detectada cerca de la central de Fukushima podría ser mayor de lo que han informado las autoridades.