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Enrique Gorriarán Merlo: «El modelo cubano es válido para la isla, pero no para la Argentina»

Acaba de saldar sus cuentas con la Justicia gracias a un indulto presidencial. Pero el líder extremista argentino más temible insiste en que su causa fue justa, en su momento

BUENOS AIRES. En 1980 Enrique Gorriarán Merlo se convirtió en el brazo ejecutor del dictador nicaragüense Anastasio Somoza. Nueve años después, durante el Gobierno de Raúl Alfonsín, al frente del Movimiento Todos por la Patria (MTP), se erigió en cabecilla del cruento asalto al Regimiento ... de Infantería Mecánizada de La Tablada. Vivió 32 años oculto entre las sombras de la clandestinidad. En 1995 cayó atrapado en México. Trasladado, por la vía rápida, a Buenos Aires, un tribunal le condenó a cadena perpetua por el único golpe que la guerrilla asestó a la joven democracia argentina. Tras siete años de reclusión, el ex presidente Eduardo Duhalde, le concedió en mayo pasado el indulto.«Infinidad, varios españoles... Treinta, cuarenta, tal vez más. Mexicanos, franceses, venezolanos... Habré utilizado unas diez nacionalidades». Guerrillero, revolucionario y sandinista, como se define a sí mismo, Gorriarán Merlo  se refiere al número de pasaportes falsos con los que viajó, desde los años 70, por medio mundo. Establecido en la vivienda de «un compañero», en los alrededores de Parque Patricios, barrio modesto de Buenos Aires, por espacio de dos horas soportó una intensa batería de preguntas.-Acaba de publicar sus memorias. ¿Le pesa en la conciencia o le han pesado alguna vez los muertos?-Lo reconocí en su momento y ahora lo he reiterado en el libro. Creo que la confrontación armada, la guerra, es una cosa horrorosa. Acá en Argentina hay más de treinta mil desaparecidos, se calcula que hubo más de treinta mil acciones guerrilleras contra el autoritarismo, lógicamente, en ese contexto, se producen errores que yo trato de marcar con absoluta transparencia y honestidad. -Hay sectores que consideran que usted extendió la lucha armada a otros países con criterios mercenarios.-No es así. Nosotros tenemos una concepción latinoamericanista respecto a la voluntad de cambios sociales y eso no es una novedad, proviene de nuestra propia historia. San Martín, Bolívar, Sandino, Hidalgo, todos ellos tenían ese pensamiento. Lógicamente, las respuestas  eran unidas.-El Gobierno argentino no ha intervenido para trabar la extradición de Ricardo Cavallo. ¿Cómo valora esta política?-En primer lugar, él tenía la misma acusación que yo: falsedad de documento. A mí me trasladaron en quince horas y a él en dos años. Esto es una demostración palpable de que había un acuerdo entre los Gobiernos de Menem y Zedillo. Para mí lo ideal hubiera sido que juzgaran a Cavallo acá pero ante esa eventualidad estoy de acuerdo en que lo hagan en España y en su extradición.

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