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dos criminales monstruosos

Eichmann-Breivik, la banalidad de la estupidez

Cincuenta años después del juicio del criminal nazi, otro proceso muestra la maldad revestida de frases huecas y pretenciosas

Eichmann-Breivik, la banalidad de la estupidez efe

MIGUEL SALVATIERRA

El próximo 31 de mayo se cumplirán 50 años de la ejecución de uno de los principales artífices del Holocausto, Adolf Eichmann . En el juicio, en vez de un monstruo antisemita y fanático, responsable del asesinato y deportación de cientos de miles de ... judíos, se pudo ver a un hombrecillo gris y apocado, un burócrata preocupado ante todo por la eficacia de su tarea, aunque esta fuera enviar seres humanos a las cámaras de gas. La filósofa Hannah Arendt, que siguió el juicio y reflejó su experiencia en la obra « Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal », se sorprendió de las escasas dotes intelectuales del criminal nazi. En sus intervenciones ante los jueces, Eichmann se limitó a declamar frases hechas y estereotipos, mostrando una agilidad mental nula.

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