Esperanza e incertidumbre en el primer día del nuevo Egipto

Tanques y militares siguen en las calles custodiando edificios de Gobierno y rutas estratégicas, la población se toma fotografías con los soldados. Algunos desmontan tiendas de campaña instaladas estos días en la Plaza de Tahrir. Otros se han organizado en brigadas ciudadanas, familias enteras, que están limpiando a fondo cada rincón del lugar de las protestas. Se saborea intensamente este momento de triunfo, sin demasiada preocupación sobre el paradero de Hosni Mubarak, -que se cree está en la ciudad costera de Sharm el Sheij-, ni sobre los enormes problemas económicos y sociales que se avecinan.

En otro ámbito, ya ha habido un signo esperanzador: la televisión estatal, la misma que ha estado negando las protestas en las calles y deslegitimándolas con el falso argumento de que han sido una conspiración organizada por el extranjero, ha corregido. Hoy ha saludado la “gran revolución pura del pueblo" y se comprometió a "ser honesta en su misión presentando una información a la altura de Egipto”

Una de las pocas fuentes en dar pistas sobre las intenciones de los militares ha sido el canal Al Arabiya, que habla de que pronto se suspenderá al gabinete y Parlamento. El jefe del Tribunal Constitucional se unirá al Consejo Superior Militar ahora en el poder, que tiene la tarea de administrar el país de 80 millones de habitantes.

Paralelamente, ha llegado el momento de la oposición. De los partidos, líderes y grupos que durante 30 largos años no han podido desarrollarse debido a las leyes de excepción.

El secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, anunciaba esta mañana que abandonará ese cargo, lo que se ha interpretado como un primer paso dentro de su intención de ser candidato a la Presidencia. Ha sido una revolución sin un líder nítido. Los Hermanos Musulmanes han sostenido todo el tiempo que no será su intención aspirar a ese poder. Otro probable candidato es Mohamed ElBaradei, diplomático veterano, ganador del premio Nobel de la Paz y activista opositor, que anoche se fundió con la multitud en una visita festiva a Tahrir. Sin embargo, dijo que no está en su mente ocupar el sillón vació que ha dejado Hosni Mubarak.