Francia estrena diplomacia «glamour» en Washington

Tras su primer viaje a Berlín , para entrevistarse con urgencia con Angela Merkel, François Hollande inicia este fin de semana su «bautismo de fuego» diplomático , en Washington, Camp David y Chicago, para participar en las cumbres del G8 y la OTAN .

Algunos Estados y capitales sensibles, como el Vaticano o el Reino Unido, entre otros, no reciben a las compañeras sentimentales de ningún jefe de Estado y gobierno. Nicolas Sarkozy y Carla Bruni contrajeron matrimonio, rápidamente, por decisión propia, para solventar ese problema de gran calado diplomático.

Valérie Trierweiler, la compañera del presidente Hollande, se ha divorciado en dos ocasiones , y tiene dos hijos de su segundo marido, secretario de redacción del semanario Paris-Match . El presidente Hollande, por su parte, es padre de cuatro hijos de su primera compañera sentimental, Ségolène Royal.

Una situación íntima de esa índole pudiera provocar problemas de protocolo en algunos grandes Estados. Michelle Obama ha decidido facilitar los primeros pasos de la nueva diplomacia glamour de Francia, anunciando que la relación personal entre el presidente francés y su compañera sentimental «no plantea ningún problema de protocolo para la Casa Blanca».

Se trata de un espaldarazo a la nueva diplomacia glamour francesa : la Casa Blanca acepta la «informalidad» de la pareja Hollande – Trierweiler, y les da la bien venida.

Tras la cena en la intimidad con los Obama, en Washington, presidente y primera dama de Francia participarán en las cumbres del G8 y la OTAN. Michelle Obama ha decidido invitar a Valérie Trierweiler a todas las «actividades» de las esposas de los jefes de Estado y gobierno de las grandes potencias participantes en esas cumbres.

La diplomacia multilateral tiene unas libertades de protocolo que no tienen muchos Estados. Por parte de los Obama se trata de una suerte de «apoyo« informal, «casual» . Y una manera de facilitar el diálogo bilateral y multilateral con Francia.

Con Obama, Hollande debe discutir del peliagudo problema de la retirada anunciada de las tropas «combatientes» que el presidente francés ha prometido retirar de Afganistán antes de finales de año.

La diplomacia glamour no tiene nada que ver con la diplomacia militar. Pero el gesto de los Obama hacia la pareja Hollande – Trierweiler crea un primer terreno de «complicidad» formal . El silencio de Michelle Obama no hubiese arreglado nada. Su bienvenida a Valérie Trierweiler facilita el diálogo.

Ante la cumbre del G8, la bienvenida a la nueva primera dama de Francia cumple la misma función. Hollande debe discutir con Merkel, Cameron y Monti del espinoso problema del Pacto presupuestario europeo. La bienvenida protocolaria de los Obama permite a Hollande un primer contacto multilateral que hubiese podido ser mucho más seco.

La diplomacia glamour no permite solventar milagrosamente los graves problemas de la diplomacia militar económica que deberán abordarse en el G-8 y la cumbre de la OTAN. Pero puede aportar un matiz «humano» que los distintos protagonistas apreciarán a su manera.