Derroche emocional y tecnológico en el tributo musical a Isabel II en su Jubileo de Platino

Haciendo derroche de su gran sentido del humor, fue ella la protagonista de un corto en el que parecía tomando el té con el famoso osito Paddington, todo un clásico de la literatura infantil en Inglaterra. La multitud enloqueció al ver a su Reina en un corto de poco más de dos minutos con un personaje de ficción tan querido, que incluso una de las estaciones de tren más famosas de Londres lleva su nombre. La alegría de este inicio continuó con la aparición de Queen , cuyo cantante, Adam Lambert, y el guitarrista Brian May, que apareció en el monumento a la Reina Victoria justo dos décadas después de haberlo hecho en el techo del palacio para el concierto del Jubileo de Oro, dejaron boquiabiertos a un público entregado desde el principio, conocedor, por supuesto, de que la noche iba a ser única en la vida. Por los tres escenarios ubicados en círculo frente al Palacio de Buckingham pasaron también, entre otros, Rod Stewar t, que puso a cantar a todos los asistentes el «Sweet Caroline» de Neil Diamond (que acompañaron a viva voz el príncipe Guillermo y su hijo de 8 años, el príncipe Jorge), Duran Duran, Alicia Key s, inolvidable al piano, Andrea Bocelli , que puso los vellos de punta, así como George Ezra, Craig David , una selección de cortes de musicales del «West End» del reconocido Andrew Lloyd-Webber o el eurovisivo Sam Ryder .

Las pulseras con luces «led» que la gente recibió, junto a una botella de agua metálica de recuerdo, se iluminaron en diferentes colores a lo largo de la noche, haciendo la experiencia aún más emocionante, recordando a los mecheros que otrora se encendían y cuya prohibición dio paso a los menos románticos móviles. Este nuevo avance tecnológico en las muñecas de los asistentes tiñó de color la gradería, dándole un aire mágico al evento.

El Palacio de Buckingham fue además el lienzo perfecto para un derroche tecnológico fabuloso que a lo largo de la noche supuso todo un show en sí mismo. El «mapping» proyectó sobre el imponente edificio no solo texturas y colores entre los que estaban por supuesto los de la bandera británica, sino además increíbles paisajes de naturaleza, a raíz de la aparición del mítico divulgador científico David Attenborough para dar un mensaje a favor de la conservación del planeta, juegos de luces que acompañaron al sonido y, por supuesto, fotografías y vídeos de momentos destacados de la vida de Isabel II. Una interpretación de «Your Song», grabada por Elton John en el salón rojo del Castillo de Windsor, también formó parte de las proyecciones.

Después, justo antes del cierre de la mítica Diana Ross , que aparecía por primera vez en directo en un concierto en territorio británico en 15 años, un espectáculo alucinante de drones en el cielo puso la guinda del pastel de una noche inmortal, cuyo momento más emocional estuvo a cargo del heredero a la corona.

Y es que de repente quienes estábamos cerca vimos como el Príncipe Carlos y su esposa, Camila de Cornualles, se levantaban de la zona designada a los «royals» y otras personalidades, entre las que estaban el primer ministro Boris Johnson y su mujer, Carrie, y minutos después aparecía sobre las tablas para dirigirse a su madre, que miraba el concierto desde el Castillo de Windsor. «En nombre de todos nosotros, quería rendir mi propio tributo a tu vida de servicio desinteresado», le dijo, tras dirigirse a ella primero como «Su Majestad», para a continuación decirle sencillamente «mami», una declaración de intenciones y de afecto muy significativos , sobre todo tras los años convulsos de la pandemia y los escándalos varios en la familia, como la salida de Harry y Meghan , que no estaban en el concierto, de la Familia Real, o los del Príncipe Andrés y sus acusaciones de abuso sexual. Lo más duro, sin embargo, es sin duda la muerte el año pasado del marido de la Reina, Felipe de Edimburgo, de quien el Príncipe Carlos dijo que estaba seguro de que estaba allí «en espíritu». «Mi papá hubiera disfrutado el espectáculo y se hubiera unido a nosotros de todo corazón para celebrar todo lo que sigues haciendo por tu país y tu gente», le dijo a la soberana, en un sentido mensaje que fue, sobre todo, el homenaje de un hijo a su madre en un momento cumbre de su vida.

El tercer día de celebraciones del Jubileo se cerraba así, con la «Platinum Party at the Palace», con broche de oro. O de Platino .