El cohete de Corea del Norte se desintegra y cae al mar

Tras varias horas de silencio, la agencia estatal de noticias KCNA reconoció en un despacho que “el satélite de observación terrestre no entró en su órbita establecida . Científicos, técnicos y expertos están ahora analizando la causa de este fallo”.

Desafiando una vez más a la comunidad internacional, Corea del Norte había anunciado su intención de poner en órbita el satélite espacial Kwangmyongsong-3 para festejar el centenario del nacimiento del fundador del país, el “Presidente Eterno” Kim Il-sung, que se conmemora el domingo.

Como dicho satélite meteorológico tenía que ser propulsado por el cohete Unha-3, la Casa Blanca y sus aliados asiáticos, Japón y Corea del Sur, sospechaban que en realidad se trataba de la prueba encubierta de un misil de largo alcance, al igual que ya ocurrió en 1998 y 2009. Al menos, en esa segunda ocasión el proyectil recorrió más de 3.000 kilómetros y sobrevoló el espacio aéreo nipón antes de caer en aguas del Océano Pacífico. Ahora, se ha estrellado en el Mar Amarillo, entre la Península Coreana y China, tras recorrer poco más de 100 kilómetros.

“Poco después del lanzamiento, el cohete se desintegró en varias partes y perdió su altitud”, explicó un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su titular, Kim Sung-Hwan, denunció esta “provocación que amenaza la paz y la seguridad” porque “viola la Resolución de la ONU que prohíbe cualquier lanzamiento que use la tecnología de un misil balístico”.

Washington también se sumó a la unánime condena. “Corea del Norte no hace más que ahondar en su propio aislamiento con este tipo de provocaciones, malgastando además su dinero en armas y ejercicios de propaganda mientras su pueblo pasa hambre”, criticó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

Por su parte, el secretario jefe del Gobierno japonés, Osamu Fujimura, condenó el lanzamiento “incluso aunque haya sido un fracaso”. Según el ministro de Defensa nipón, Naoki Tanaka, el proyectil sólo voló durante un minuto antes de estallar en el aire.

La Armada surcoreana ya está buscando restos del cohete que sirvan para corroborar y hacer aún más humillante este fiasco, que puede ser un duro revés para el régimen estalinista de Pyongyang. Con este proyectil, el nuevo caudillo norcoreano, el joven Kim Jong-un, pretendía dar un golpe de autoridad para consolidarse en el poder tras haber sucedido en diciembre a su difunto padre, el “Querido Líder” Kim Jong-il. Además de hacer rodar cabezas, este fracaso puede llevar al régimen norcoreano a efectuar su tercer ensayo nuclear en una nueva demostración de fuerza