Conte, a la caza de tránsfugas para salvar su gobierno
Solo en el año 2020 hubo un total de 57 cambios de chaqueta en el parlamento italiano; en total, 147 en menos de tres años
El transfuguismo o cambio de chaqueta, el pasar de un grupo parlamentario a otro, es una historia infinita en la política italiana y hoy vuelve a estar en el orden del día. Para salvar su gobierno y mantenerse en el poder, tras abandonar ... la coalición gubernamental el partido Italia Viva de Matteo Renzi , el primer ministro Giuseppe Conte está empeñado en una fatigosa negociación para que diversos senadores cambien de chaqueta.
Las cuentas aún no le salen y el abogado Conte confía en que le echen un bote salvavidas quienes saben navegar en las aguas a menudo turbulentas de la política italiana. Entre ellos están los supervivientes de la vieja Democracia Cristiana, que aún custodian su símbolo y la inspiración cristiano-democrática bajo las siglas UDC (Unión de Centro), aunque su actual dirección dice hoy que no se presta a «los juegos de palacio, porque estamos con el centro derecha». Por ahora, Conte está cerca de lograr su objetivo , pero el resultado es todavía incierto.
El primer ministro se presentará el lunes en la Cámara de diputados para pedir su confianza. Aquí sí cuenta con la mayoría. El martes acudirá al Senado, donde el margen es muy estrecho: necesita el voto favorable de 161 senadores . Algunas fuentes dicen que está a punto de superar esa cifra, otras indican que su cuenta se ha parado en 156.
El fenómeno del transfuguismo
Todo puede ocurrir teniendo en cuenta la facilidad con que los parlamentarios italianos se cambian de chaqueta. Gracias a este fenómeno el exprimer ministro, Matteo Renzi, montó en septiembre de 2019 su propio partido, Italia Viva (hoy con el 2,5 % en los sondeos). Con Renzi cambiaron de chaqueta 18 senadores y 30 diputados del Partido Democrático, en el que fue destacado dirigente durante más de una década.
El exprimer ministro y exalcalde de Florencia ha sido el responsable de la actual crisis de gobierno, al retirar a sus dos ministras con el objetivo de causar la caída del ejecutivo de Giuseppe Conte , al que acusó de autoritario e inútil. El análisis de este fenómeno del transfuguismo es fundamental para comprender las tensiones que en las últimas semanas viven los partidos, en particular los de la coalición de gobierno (Movimiento 5 Estrellas, Partido Democrático, libres e Iguales y hasta el pasado miércoles Italia Viva). Los números hablan por sí solos: en el año 2020 hubo un total de 57 cambios de chaqueta (18 senadores, 39 diputados), de un total de 147 en la legislatura (38,8 %), que se inició el 23 de marzo 2018. La principal víctima de esta dinámica fue el Movimiento 5 Estrellas, en el que conviven ya numerosas tribus políticas: Perdió un total de 33 parlamentarios, según la Fundación Openpolis. Pero todas las principales fuerzas políticas han registrado entradas o salidas.
«Responsables», un eufemismo
La negociación para Conte esta resultando muy complicada y llena de polémicas. Resulta que hasta hace poco el transfuguismo era considerado alta traición . Se veía con desprecio entre las mismas fuerzas políticas esa «compraventa» de parlamentarios. Para denominarlos se inventó el eufemismo «responsables», después de que un diputado, Domenico Scilipoti, fundara en el año 2010 el Movimiento de Responsabilidad Nacional, para salvar con su voto al gobierno de Silvio Berlusconi. Ha sido el Cavaliere el rey en ese mercado del transfuguismo. Algunas veces ha tenido que intervenir la magistratura. Por ejemplo, el exsenador napolitano Sergio De Gregorio admitió públicamente en el año 2013 haber recibido de Silvio Berlusconi dos millones de euros en negro para cambiar de partido, por lo que fue condenado a 20 meses de cárcel por corrupción.
Se explica así que hoy el término «responsables», empleado en el argot parlamentario, suene mal. El Movimiento 5 Estrellas, que se inventó el «vínculo de mandato» para evitar el transfuguismo que odiaba, ahora uno de sus líderes Luigi Di Maio, ministro de Exteriores, se ha inventado el eufemismo «constructores europeos» . Un término para blanquear a los tránsfugas, porque hoy le sirven para salvar a Conte, el abogado que llegó a encabezar el gobierno a propuesta precisamente de Di Maio, aunque aún no es militante del M5E.
El parto del nuevo gobierno está resultando especialmente complicado porque los transfugas, se llamen «responsables» o «constructores europeos», cuestan demasiado. En el Senado podrían formar un grupo parlamentario para que Conte tuviera los votos necesarios, pero piden entrar en el gobierno con dos ministerios. «Somos responsables, pero no tontos», dice Clemente Mastella, viejo democristiano, exministro en varios gobiernos, fundador de pequeños partidos, que ha estado en todas las salsas del transfuguismo.
Un espectáculo político «intolerable»
El espectáculo que está dando la clase política italiana no es edificante. Mario Monti, senador vitalicio, exprimer ministro y excomisario europeo ha sido durísimo contra la clase política italiana: «Lo que me duele profundamente de los políticos que tenemos es que están demostrando que Italia no es capaz de estar en Europa como un país normal. Hoy Europa practica una generosidad de la que estamos abusando. Los fondos (en referencia al de Reconstrucción) se convierten en la manzana de la discordia entre los políticos que miran sobre todo, fundamentalmente, a sus intereses personales y partidistas. «Esto es intolerable». «Necesitamos gente -añadió Monti- que esté dispuesta a sacrificar algo de su interés personal para sostener a este país, que se está mostrando ridículo en Europa y en el mundo», declaró el exprimer ministro a Rai Radio1. Por su parte, el filósofo y politólogo Massimo Cacciari, exalcalde de Venecia, escribe hoy un duro editorial en La Stampa sobre esta crisis con un titular significativo: «Bancarrota de una clase dirigente».
Las mayores críticas se dirigen hacia Matteo Renzi. El líder de Italia parece haberse dado cuenta de que fue demasiado lejos al abrir una crisis de gobierno en medio de una grave pandemia, y ahora parece que pretende dar marcha atrás, porque podría ser abandonado por algunos de sus parlamentarios. De hecho, ya ha anunciado que su partido se abstendrá en las votaciones de la Cámara y del Senado. El PD y el M5E replican que no quieren saber nada de Renzi porque «no es de fiar». Ahora las alternativas son fundamentalmente cuatro: 1) Un nuevo gobierno con PD, M5E, Libres e Iguales y los ahora llamados «constructores». 2) Un ejecutivo con la actual mayoría pero con otro primer ministro. 3) Gobierno institucional. 4) Elecciones anticipadas, lo que sería un suicidio para el centro izquierda. Lo más probable es una de las dos primeras soluciones. Pero todo es posible en la política italiana.