Una campaña bajo el signo del yihadismo

El 22 de mayo pasado, en plena campaña electoral, el Daesh perpetraba un nuevo atentado en Manchester. Uno de especial brutalidad por dirigirse contra un espectáculo orientado principalmente a niños y adolescentes. El asesino suicida dejó 22 víctimas mortales y unos 60 heridos. La campaña electoral fue suspendida por dos días. Pero a partir de esa fecha la capacidad del yihadismo para influir en el resultado estaba subyacent e. Finalmente el pasado sábado 3 de junio, a cinco días de la apertura de las urnas un nuevo ataque lanzado por tres terroristas dejaba ocho víctimas mortales. La campaña fue suspendida por un día. Ya era la segunda suspensión . Y antes de la campaña también se había vivido el 22 de marzo el ataque en el puente de Westminster que dejó cuatro muertos. Tres atentados yihadistas en 10 semanas.

Hasta el atentado del pasado fin de semana, la unidad de todos los partidos en torno al Gobierno y contra el terrorismo había sido absoluta. A partir de esa fecha Jeremy Corbyn ha empleado los atentados para criticar al Gobierno argumentando, por ejemplo, que no se habían cubierto 20.000 plazas de agentes de policía y diciendo que él va a crear otras 10.000. Como si fueran los policías los que hacen la labor de inteligencia necesaria para impedir atentados. Y la policía reaccionó con inmensa eficacia la noche del 3 de junio. Es casi lo único que puede hacer frente a este terrorismo que corresponde investigar al MI5.

Resulta verdaderamente temerario que Corbyn haya pretendido presentarse como el hombre idóneo para hacer frente al yihadismo. Richard Dearlove , el que fuera director del MI6 (el “M” de las películas de James Bond) entre 1999 y 2004, publicaba ayer un artículo en “The Daily Telegraph” en el que afirmaba que si Corbyn hubiera intentado entrar en el MI5 o el MI6 en los tiempos en que él lo dirigía, hubiera sido rechazado. Y en el MI5 su pretensión hubiera levantado sospechas. Por cierto, recuérdese que Dearlove fue nombrado jefe del MI6 por Tony Blair , primer ministro del mismo partido que Corbyn.

Los británicos fueron ayer a las urnas a poner muchas cosas en la balanza, pero una de las que no se esperaba al principio de esta campaña electoral era tener que juzgar la capacidad de influir en sus elecciones por parte del yihadismo que la ha marcado de forma memorable.