Brasil se polariza en la investigación de Lula por corrupción

Moro salió temprano de casa, seguido por cámaras y simpatizantes, en dirección al juzgado donde ha interrogado a políticos y grandes empresarios del país. Lula llegó a Curitiba en un vuelo charter. Fue recibido por parlamentarios, militantes de su partido y la expresidenta Dilma Rousseff. La masa de partidarios de Lula, en su mayoría vestida con el rojo del Partido de los Trabajadores (PT) era mayor que la de simpatizantes de Moro, quien pidió a sus seguidores que no acudieran al juzgado. Algunos de estos, no obstante, con banderas de Brasil, abuchearon a Lula en el aeropuerto.

Todas las vías cercanas al juzgado fueron bloqueadas por un fuerte operativo de seguridad para evitar enfrentamientos entre simpatizantes de Lula y Moro. La policía calcula que u nas 50.000 personas viajaron a la ciudad sureña, sede también de la prisión donde están los detenidos relacionados con la operación Lavacoches.

La investigación del juez Moro pone en peligro las esperanzas de Lula de volver a conquistar la presidencia de Brasil en las elecciones de 2018. Aunque el exjefe de estado sigue apareciendo como el favorito en todas las encuestas, que le dan ganador también frente a una eventual candidatura de Sergio Moro quien, no obstante, asegura que no tiene intención de presentarse a los comicios.

Lula llegó a la audiencia tras varios fracasos de su defensa. Por una parte, sus abogados no consiguieron que el interrogatorio fuese grabado y transmitido en directo, y trataron, sin éxito, de postergar la audiencia. Por otro lado, en la víspera, un juez de Brasilia mandó cerrar la sede del Instituto Lula en São Paulo por entender que en el local se cometían «delitos fiscales y otras irregularidades».

Entre las acusaciones contra Lula, la más importante es la de haber recibido como soborno un piso tríplex de 215 metros cuadrados en el «resort» de Guarujá. Según el abogado de Lula, Cristiano Zanin , la fallecida esposa del expresidente, Marisa Leticia, habría financiado otro piso en el mismo edificio, pero desistió del negocio cuando la cooperativa que lo construía, Bancoop, quebró y transfirió el edificio a la constructora OAS, involucrada en el cártel de negocios de Petrobras, principal blanco de la Lavacoches.

Según Zanin, Marisa inició una acción judicial para que le devolvieran lo que pagó entre 2005 y 2009 . Además, el abogado señaló que Lula habría visitado el tríplex, por invitación de OAS, pero que no quiso comprarlo. Una investigación policial presentada el año pasado concluyó que el piso no era de Lula ni estaba a su nombre, pero los jueces sospechan de la posible utilización de testaferros. El edificio fue construido por la cooperativa sindical Bancoop, dirigida entonces por João Vaccari Neto, extesorero del PT, preso desde 2015 por desvíos en la campaña que eligió a Rousseff, en 2010. En un interrogatorio reciente frente a Moro, Leo Pinheiro, expresidente de OAS y amigo de Lula, confesó que el piso estaba reservado para este y su familia.