El primer ministro francés, sobre el tuit de Trierweiler: «Cada uno debe estar en su lugar»

El propio primer ministro, Jean-Marc Ayrault , no ha dudado en dar una clara y contundente respuesta sobre el asunto, al ser preguntado al respecto: «Creo que debe mantener un rol discreto, lo que no resulta fácil [...]. Cada uno debe estar en su lugar».

Presentando su candidatura disidente, Falorni amenaza con precipitar la derrota de la candidata oficial del PS, ex de Hollande. Ségolène reaccionó airada, colérica, diciéndose víctima de ataques personales. La bomba había estallado. Un consejero del Elíseo se atrevió a declarar: «Me esperaba una crisis política. Y nos estalla un problema de celos entre dos señoras». Daniel Cohn-Bendit , eurodiputado ecologista, figura histórica de la izquierda francesa y alemana, es menos discreto: «Me parece totalmente indecente que Trierweiler tome posición contra el candidato oficial del PS».

A nadie se le oculta que Valérie Trierweiler está instalada en el Elíseo, con despacho y equipo personal . Y es desde el Elíseo desde donde la compañera sentimental del presidente ha arremetido políticamente contra la ex del jefe del Estado.

El culebrón ha tomado proporciones excepcionales. « Libération » le consagra sus cuatro primeras páginas. « Le Figaro » abre toda su primera, por arriba, denunciando el enfrentamiento entre las dos mujeres ex y actual del presidente. «Dallas en el Elíseo», «Teatro de bulevar asesino» son algunas de las frases de un escandaloso rosario de comentarios, que siempre culminan con la cuestión de fondo: la compañera sentimental del presidente, periodista política en ejercicio , en el semanario «Paris Match», arremete con violencia contra la candidata oficial del PS, que, para colmo, es la madre de los cuatro hijos del presidente.

Con una prudencia digna de mejor causa, el presidente Hollande ha hecho público un discretísimo comentario, afirmando que la presidencia de la República considera «improcedente» e «inoportuna» la intervención política de Valérie Trierweiler.

El primer escándalo de la presidencia Hollande tiene un doble origen sexual y político que lo convierte en dinamita. No era un secreto que las dos mujeres del presidente, actual y ex , se odian con poca discreción. Hollande, su gobierno y el Partido Socialista esperaban, sin embargo, que los celos mutuos entre las dos señoras no llegasen al río de la guerra política. Es lo que ha ocurrido.

Más allá de las tribulaciones sentimentales del presidente, Trierweiler y Ségolène encarnan dos visiones políticas de la actualidad más incendiaria: la segunda vuelta de las elecciones legislativas. Periodista política, Trierweiler no duda en intervenir para mejor defender su «libertad de opinión»: enfrentándose a la línea oficial del PS de su compañero y presidente. Burócrata emérita, candidata oficial del PS, Ségolène recibe un «torpedo» político en el momento más frágil de su carrera, que puede sufrir un fracaso irreparable si la maniobra de su rival, en el lecho, termina teniendo la esperada consecuencia, una derrota política altamente simbólica .

Todo parece sugerir que la rivalidad incendiaria entre Trierweiler y Ségolène continuará haciendo estragos, sea cual sea el resultado de la segunda vuelta de las legislativas, el domingo próximo.