Alemania teme las repercusiones de las sanciones de EE.UU. a Rusia

El debate coincide con el que ya se daba en el seno de la UE en torno al proyecto energético más importante que se está construyendo entre Rusia y Europa, o mejor dicho, entre Rusia y Alemania, el gasoducto Nord Stream 2, cuya puesta en funcionamiento está prevista para el año 2019.

El proyecto, que consiste en traer a suelo alemán directamente el gas natural ruso a través del mar Báltico, sin pasar por Ucrania ni por Polonia , ya había suscitado grandes debates en Bruselas, entre otras cosas porque lo construye Rusia y no está claro si cumple las especificaciones europeas en materia medioambiental.

Además aumenta la dependencia energética de Rusia y debilita a Ucrania, que no se beneficia de los derechos de tránsito como en los demás conductos construidos en tiempos de la URSS. Polonia se opone radicalmente a la construcción de esta iniciativa, mientras que los grandes países no se pronuncian sobre el tema.

En Rusia ya se han publicado comentarios que dan por hecho que las eventuales sanciones están destinadas precisamente a dañar el funcionamiento de este conducto de gas y, como ha dicho el parlamentario ruso Alexéi Pushkov «obligar a la sirvienta europea a comprar el costoso gas de esquisto norteamericano». Además de las alemanas Uniper y Wintershall (BASF), las empresas más afectadas serían la francesa Engie, la austriaca OMV y la anglo-holandesa Shell.