18 meses, 153 cicatrices

Además de las cicatrices, la pequeña también habría presentado varios huesos rotos y daños medulares y cerebrales después del maltrato continuado de su cuidadora que, según decretaron los especialistas, le daba un trato «bárbaro».

Según ha confirmado la policía británica, la niña murió por una combinación de lesiones en la cabeza, septicemia y un trauma torácico agudo que no pudo superar en la noche del 5 de septiembre de 2015.

Aquella misma noche, Kandyce Downer intentó deshacerse de un colchón lleno de sangre, según informa la BBC , aunque finalmente los agentes de policía encontraron otras evidencias en la casa que incriminaron a la tutora legal de la niña, como 80 manchas de sangre en su cuna.

En virtud de todo esto, un jurado popular concluyó, después de varias horas deliberando, la culpabilidad de esta mujer, que acto seguido fue condenada a cadena perpetua , por lo que ya ha ingresado en prisión.

Pese a su corta edad, la pequeña Keegan, que fue entregada a los servicios de acogida debido a que era hija de una adicta a la heroína, vivió durante unos meses junto a otra cuidadora, Jane Murray. Ella cuidó de la bebé d urante sus diez primeros meses de vida y al declarar en el juicio no consiguió explicarse cómo una bebé «sana y feliz» puede ser maltratada de esta forma.

Y es que las fotos que ha publicado la Policía de West Midlands no dan lugar a dudas. En ellas se puede ver un fémur totalmente destrozado y que le provocó una malformación a la menor. Además, en otra recreación se observa el estado de sus costillas, pudiéndose apreciar varias fracturas.

Downer consiguió la custodia de la bebé a principios de 2015, cuando era madre de otros cuatro hijos . Ante la Justicia, la mujer ha negado en todo momento los cargos que se le imputan.