«La UE no destruirá barcos en Libia porque Rusia se opone»

-¿Apoyaría usted la opción militar que parece promover la UE?

-Cuando se habla de una intervención militar se tiende a interpretarlo de una manera exagerada. Lo que se está planteando no es una intervención militar, es una movilización para hacer frente a un problema que tiene una dimensión de seguridad importante. Hablamos de tránsitos de países donde hay terrorismo y en los que existe la preocupación de que se mezclen personas que sencillamente buscan una vida mejor con miembros de Estado Islámico y otras organizaciones. Ese es el sentido de esa movilización, pero no estamos hablando de una intervención militar en Libia ni de nada parecido. La UE tiene que movilizarse pero tiene que hacerlo utilizando sus instrumentos de seguridad a la vez que se avanza en una solución política. Si no, no será una solución.

-¿Podría el uso de la fuerza afectar al proceso diálogo político que usted impulsa?

-Hay que matizar los términos. Lo que se había propuesto por parte de algunos estados miembros es la posibilidad de utilizar la fuerza para destruir barcos, no para enfrentarse militarmente a nadie. Hasta donde yo sé, se está hablando de una intervención en el mar, no de enfrentarse directamente a las mafias en tierra. Se trata de arrestar a las tripulaciones de esos barcos. Se había propuesto destruirlos pero parece que esa opción no convence a miembros importantes del Consejo de Seguridad, como Rusia. Por lo que no creo que finalmente eso se vaya a plantear así. Tampoco hay mucha diferencia entre retener e inutilizar un barco y destruirlo. Ese no será el problema de este proyecto europeo.

-¿Qué papel está jugando España en el Consejo de Seguridad?

-España es hoy clave en el Consejo, como otros países europeos. La semana pasada estuve en Nueva York y pude ver cómo el representante permanente español está en el centro del debate junto a sus colegas francés y británico. España está haciendo una labor muy importante y así hay que reconocerlo.

-Federica Mogherini no ha concretado en qué consistiría esa misión de la UE. ¿De qué estaríamos hablando exactamente?

-No se trata de una operación militar que vaya a llegar a tierra, sino de utilizar medios militares para tratar de salvar vidas, que es la primera preocupación de las sociedades europeas, detener a esas mafias que trafican con seres humanos y atentan contra nuestros valores y nuestra seguridad, porque el Estado Islámico puede utilizar esas redes de tránsito. En todo caso, es una pregunta que hay que hacer a los europeos. Yo, como responsable de una misión de Naciones Unidas que está buscando soluciones políticas al problema de Libia, tengo que coordinarme con ellos, pero no trabajo directamente en esto.

-¿Es posible que la lucha contra las mafias tenga éxito si no hay un acuerdo político en Libia?

-El acuerdo es muy difícil por la profundidad de la división entre los distintos actores. Pero no perdemos la esperanza. Hemos avanzado en los últimos meses y vamos a hacer una nueva propuesta. Veremos cómo reaccionan las partes. Desde luego, sin una solución política será muy difícil frenar la inmigración, porque en Libia hoy día casi todos los recursos en materia de seguridad se destinan a la guerra civil. No hay control de las fronteras, ni de las vías de tránsito, ni de los puntos de salida y las mafias encuentran un país abierto para operar. Eso es un problema para nosotros los europeos, pero no para los actores en la guerra. El reto es construir un Estado en Libia. Obviamente, ni aunque se firmara mañana un acuerdo de paz; no es una cuestión que se vaya a solucionar en tres días. Va a requerir muchos medios y, probablemente, la presencia de europeos, como ya se planteó hace tres años con la misión de fronteras de la UE.

-¿En qué ha afectado a su misión la irrupción del Estado Islámico?

-Es una preocupación muy grande. Pero una de las muchas paradojas que hay en Libia es que ese impulso de Estado Islámico podría actuar como un factor unificador. La prueba es que cuando el EI era fuerte solo en el este, en ciudades como Derna, era solo una preocupación para los actores allí. Pero en la medida en que se han extendido hacia el oeste y se han hecho fuertes en Sirte, se están enfrentando con las milicias locales. Por tanto, quienes estaban en guerra civil, el este y el oeste, han encontrado un enemigo común en Daesh. Está llevando a muchos a pensar que hay que concentrarse en esa amenaza porque puede ser una verdadera dificultad a la hora de construir un Estado en Libia.

-El Gobierno libio ha protestado porque no se le ha consultado. ¿Tiene la UE en cuenta a los actores locales?

-Hay una enorme confusión interna, pero la UE está en contacto con todos. Nadie puede pensar que se esté planeando una intervención a sus espaldas.