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«Rezaba porque pensé que me iba a morir»

Así recuerda su travesía en barco a Europa una marfileña de 23 años, Zylla, que es de las pocas mujeres que viven en el centro de acogida de inmigrantes de Sicilia

«Rezaba porque pensé que me iba a morir»

LUIS DE VEGA

«Solo dios sabe cuánto tiempo estaré aquí». La paciencia es oro molido cuando uno lleva, como es el caso de Zylla Zelia, dos años en un centro de inmigrantes de la isla italiana de Sicilia. Esta joven de 23 años originaria de Abidján (Costa de Marfil) es rara avis en unas instalaciones en las que hay acogidos 3.200 extranjeros , casi en su totalidad hombres.

La sonrisa no se le borra de los labios ni cuando recuerda la travesía en barca que la llevó desde las costas de Libia hasta el litoral italiano. Fueron tres días de pesadilla hasta que los rescataron. «Por la noche pasaba mucho miedo. Trataba de dormir mientras rezaba, porque pensaba que iba a morir». Y de nuevo se ríe.

Zylla se hospeda, aunque puede salir cuando quiera, en el mismo centro al que han llegado hace pocas horas 25 de los 28 supervivientes de la mayor tragedia migratoria del Mediterráneo, como ha sido calificada por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Tras entrevistarse con ellos -uno sigue en el hospital y dos están detenidos por dirigir la expedición- calculan que en la madrugada del domingo perdieron la vida unas 850 personas.

«" Gracias Italia ", pensé en el momento en que nos rescataron. Y gracias a dios», repite esta mujer musulmana. El centro en el que vive, en Mineo (Sicilia) , fue levantado en 2011, en los últimos meses de Silvio Berlusconi en el poder, y con sus 4.000 plazas es el más grande de los que existen en el continente europeo.

«Comer y dormir, comer y dormir. Eso es todo lo que he hecho durante estos dos años», se queja Zylla. «Nada que hacer». «Es peligroso además ser mujer aquí dentro», añade señalando hacia la puerta del centro. «No es fácil. Hay muchos problemas». Pero prefiere no dar detalles.

Deja claro que su sueño es «tener papeles y poder salir fuera. Ser libre de verdad». Es cierto que ahora mismo puede abandonar el centro de Mineo, pero no hacer vida como un ciudadanos normal porque no dispone de papeles que signifiquen su regularización en territorio de la Unión Europea. Pero, al mismo tiempo, no oculta su pesimismo. «No creo que eso vaya a ocurrir». Sin embargo, por muy mal que vea las cosas, no ve suficientes motivos para tratar de regresar a su casa en Costa de Marfil.

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