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China y EE.UU. rivalizan por liderar el comercio en Asia y el Pacífico

Pekín promociona en la cumbre de la APEC su tratado de librecomercio frente a la Alianza Transpacífica de Washington

China y EE.UU. rivalizan por liderar el comercio en Asia y el Pacífico afp

pablo m. díez

Mientras Europa se regocija en su pasado celebrando el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín, Asia sigue construyendo su futuro como la región más dinámica del mundo. En su mayor evento internacional desde los Juegos Olímpicos de 2008, Pekín acogió ayer el inicio de la cumbre de jefes de Estado del foro de Cooperación Económica de Asia y Pacífico (APEC). Entre sus 21 países miembros, donde destacan Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Corea del Sur, Indonesia, Australia, México y Chile, suman más de la mitad del PIB global, el 44 por ciento del comercio mundial y el 40 por ciento de la población del planeta. Además de hacerse la ya tradicional foto de familia con el traje típico del país anfitrión, el encuentro sirve para reunir hoy martes al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con el de Rusia, Vladimir Putin, China, Xi Jinping, y el primer ministro nipón, Shinzo Abe.

Sobre la mesa están las últimas tensiones territoriales, tanto las islas disputadas de Asia como la guerra en Ucrania, y avanzar hacia el libre comercio en la región. Un objetivo por el que también rivalizan EE.UU. y China en su pugna por la hegemonía en el Pacífico.

Como organizador de esta cumbre, China pretende impulsar el Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP, en sus siglas en inglés), que fue alumbrada por APEC en 2006 y ahora se ha convertido en el caballo de batalla de Pekín. La semana pasada, el director ejecutivo de este foro, Alan Bollard, anunció un “estudio estratégico” sobre dicha propuesta que durará dos años, pero dejó claro que no era “el inicio de las negociaciones” para no herir susceptibilidades entre otros miembros.

El motivo es que EE.UU. abandera su propio proyecto, la Alianza Transpacífica (TPP, en sus siglas en inglés), que incluye a otros once países de APEC, como Japón y Australia, pero no a China, primer exportador del mundo y mayor socio comercial de casi toda la región. Al verse excluido, el régimen de Pekín teme que la Casa Blanca esté intentando contener su auge en el Pacífico, una zona que Obama ya ha definido como el “eje” de su política exterior. Aprovechando que esta Alianza Transpacífica se ha quedado estancada por las diferencias entre EE.UU. y Japón, Pekín está ganando adeptos para su propia Área de Libre Comercio argumentando que no va en contra de otros tratados bilaterales similares.

Nuevo escenario

Apuntándose un éxito diplomático, el presidente chino firmó ayer un acuerdo de libre comercio con su homóloga de Corea del Sur, Park Geun-hye, aliado tradicional de EE.UU. en Extremo Oriente. Dicho tratado incluye una veintena de sectores y eliminará los aranceles para el 90 por ciento de sus mercancías, pero deja fuera al arroz y a los automóviles. Por su parte, los diez miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) también han lanzado una Alianza Regional Económica (RCEP, en sus siglas en inglés) que incluye a los seis países de APEC con los que tienen acuerdos de libre comercio, como China, Japón y la India.

“La Alianza Transpacífica es muy importante para EE.UU. para reforzar sus lazos con Japón, pero es preferible el Área de Libre Comercio propugnada por APEC porque es la única que incluye a ambos países y a China”, justifica el profesor Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Popular de Pekín, en un encuentro con corresponsales. Expresando la opinión del régimen, explica que “China quiere inaugurar con EE.UU. un nuevo tipo de relaciones entre grandes potencias”, ya que “está socavando su influencia en la zona de Asia-Pacífico y en el resto del mundo, como demuestra la creación del Banco de los BRICS”, que incluye también a Brasil, Rusia, la India y Sudáfrica.

Además de preparar el comunicado final de la cumbre, que concluye hoy, los ministros de APEC firmaron el fin de semana un acuerdo contra la corrupción promovido por China para perseguir en sus países a los funcionarios que huyen con grandes fortunas.

Para celebrar esta cumbre, Pekín ha tomado drásticas medidas como cerrar fábricas, prohibir la circulación de la mitad de los coches y dar vacaciones a los funcionarios y estudiantes con el fin de aliviar el tráfico y reducir la contaminación, que ayer seguía disparada.

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